lunes, 27 de octubre de 2008

RECORDANDO AL PARADIGMA DEL HONOR NACIONAL

El 04 de noviembre recordamos un aniversario más del natalicio del paradigma del honor nacional, Crl Francisco Bolognesi Cervantes, Gran Mariscal del Perú. Con tal motivo se recopila a continuación el discurso que el autor del presente blog pronunciara el año 2002.

DISCURSO CON OCASIÓN DEL 186 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DEL CRL FRANCISCO BOLOGNESI, PATRONO DEL EJÉRCITO Y GRAN MARISCAL DEL PERÚ (Noviembre 2002)


Para los soldados que vestimos el glorioso uniforme del Ejército del Perú, no existe en nuestro pensamiento la rendición, ni la vida sin honra, sólo existe la victoria, la vida con honor o la muerte gloriosa.

Los soldados del Perú anhelamos y vivimos para cumplir con nuestro deber con honor, teniendo como norte permanente el hacer de nuestra Patria, la Patria grande, la Patria poderosa, la Patria justa y libre que todos aspiramos.

Al hacer uso de la palabra, en la casa donde nació el Crl Francisco Bolognesi Cervantes, no puedo dejar de expresar mi agradecimiento al Comando del Ejército, por haberme brindado la oportunidad para referirme al paradigma de todos y cada uno de los combatientes de nuestra Institución, y permitirme el alto honor de evocar al héroe de Arica, particularmente en este día, en el que al recordar la fecha de su natalicio, establecido también como el Día del Soldado, evocamos su digno ejemplo, y su profundo concepto del cumplimiento del deber, rindiéndole el justo homenaje en el lugar preferente que la historia le ha reconocido al proclamarlo Patrono del Ejército y Gran Mariscal del Perú.

El Crl Francisco Bolognesi, nació en esta vivienda el 4 de noviembre de 1816. Su padre, fue italiano: Andrés Bolognesi, sobresaliente violonchelista y director de orquesta, oriundo de Génova; su madre la dama arequipeña, Juana Cervantes Pacheco.

Fue llevado a Arequipa, cuando sólo contaba con ocho años de edad. Ingresó al Ejército en 1844, con el grado de Teniente Coronel, llegando a ser Segundo Jefe del Batallón “Libres de Arequipa”, Jefe del Escuadrón de Artillería Volante y enviado a Europa a perfeccionarse en Artillería.

Actuó en varios enfrentamientos y campañas militares. En 1864, como Comandante General de Artillería, nuevamente viajó a Europa y tuvo el privilegio de enviar los cañones que sirvieron en las Baterías del Callao durante el combate contra la Escuadra española del Pacífico.

Al estallar la Guerra con Chile, se le confió el mando de la 3ra División. Al mando de ella, concluyó el Combate de San Francisco. La Batalla de Tarapacá, lo sorprendió gravemente enfermo, pero olvidándose de sí, prefirió el cumplimiento del deber y dejando su lecho, viste su uniforme, empuña su espada, toma su caballo y trepa las alturas de Tarapacá, donde asume el mando de su División, soportando nueve horas de combate.

Bolognesi recibió la Comandancia General de la Plaza de Arica, demostrando una actividad y un entusiasmo extraordinario, con los que asombró a quienes, por sus encanecidos cabellos, veían en él, sólo a un anciano. Organizó la defensa peruana, sin desanimarse por la escasez del tiempo y por la falta absoluta de materiales. Formó partidas de Caballería para la vigilancia y mejoró el alimento de la tropa. Personalmente dirigió el amoblamiento de la defensa, ordenando el traslado de los pocos cañones al Morro. Así, las frágiles trincheras de arena surgieron en todos los lados, en que el Morro era accesible. Sin embargo, poco se pudo hacer por la falta de obreros, herramientas, tiempo y dinero.

La falta de responsabilidad del Estado en preparar a su Fuerza Armada para afrontar la defensa de la Patria, - también en ese entonces - determinó que las fortificaciones de Arica no fueran completadas, y que la reducida guarnición compuesta en su mayoría por hombres carentes de entrenamiento, dispusieran de armamento heterogéneo, con escaso municionamiento, que poco o nada le permitió la defensa de la integridad nacional.

El asalto a la plaza de Arica, anticipado por intenso fuego de artillería, se inició al amanecer del 7 de junio de 1880. La resistencia final, tuvo lugar en el Morro mismo. Allí estaban Bolognesi, Moore, Alfonso Ugarte, Saenz Peña y Armando Blondel, entre otros. Eran unos pocos hombres, contra muchos asaltantes. Todo concluyó a las ocho de la mañana.

El General chileno, Manuel Baquedano, en su informe escribió: “Perdidos los últimos atrincheramientos, los peruanos hicieron volar los fuertes del norte. La lucha había sido porfiada y sangrienta hasta lo increíble”. Según Saenz Peña, ”sólo Moore y Bolognesi continuaron haciendo fuego con sus revólveres” hasta que un soldado chileno le disparó a Bolognesi y lo tendió muerto instantáneamente de un balazo en el cráneo”.

El monitor “Manco Cápac” que actuó como batería flotante anclado desde el puerto, fue hundido por su Comandante. La lancha torpedera “Alianza”, fue cañoneada y sus tripulantes la vararon y destruyeron cerca de Ilo.

Chile, perdió 474 hombres, mientras que casi mil peruanos perdieron la vida. El resto cayó prisionero y muchos de ellos fueron fusilados en la plazoleta de la Iglesia de Arica. También hubo saqueos e incendios, ataque a Consulados y muchos otros desmanes.. Así se desarrolló la batalla, sin medios, sin apoyo, sin preparación adecuada, pero con la fuerza moral y el bravo espíritu del soldado del Perú.

Nuestra historia, está llena de hechos similares, en las que el soldado del Ejército, desde el pasado hasta nuestros días, ha derrochado patriotismo y heroísmo, a pesar de la repetida falta de recursos, a pesar de la repetida falta comprensión de su noble tarea.

Después de la proclamación de la independencia, San Martín creó la “Legión Peruana de la Guardia” y desde ese momento, el Ejército ha cumplido un papel preponderante en la vida republica, forjando nuestra independencia en Junín, Ayacucho y Dos de Mayo. Defendiendo nuestro honor nacional en Tarapacá, Arica y la Breña; llevando peruanidad y trabajando por el desarrollo a lo largo del territorio patrio en todo tiempo; fortaleciendo nuestros principios y virtudes en La Pedrera y Caquetá, en las invalorables jornadas de Zarumilla, Falso Paquisha, Alto Cenepa y en la sobresaliente y ejemplar acción militar de trascendencia internacional del rescate de los rehenes capturados por terroristas del MRTA, en la residencia de la Embajada del Japón.

El ejemplo de nuestro Patrono, será siempre el derrotero del soldado del Perú. La sentencia “Tengo deberes sagrados que cumplir y pelearemos hasta quemar el último cartucho”, nos señalan el cumplimiento del deber, del honor y de la gloria en defensa de la Patria. Deber, Honor, Patria, palabras para el soldado del Perú que reverentemente nos dictan, lo que debemos ser, lo que debemos hacer, lo que podemos hacer. Palabras que representan nuestro punto de partida para construir nuestro coraje, cuando el coraje parezca desvanecerse, para retomar nuestra fe cuando parezca pocos motivos para seguir creyendo; para crear esperanza, cuando la esperanza parezca perdida.

El ejemplo del Crl Francisco Bolognesi, nos marca siempre el camino del honor, el camino de la integridad. Integridad como una constante, no como algo pasajero, sino la integridad estable, recta, completa, que no acepta desviación alguna de una conducta honorable. Integridad que requiere total honestidad, en todos los actos y en todos los tiempos.

En ninguna otra profesión, la integridad es tan importante como en la profesión de las armas, porque en ninguna otra profesión se pone en juego tantas vidas como en la nuestra. No hay otra profesión que soporte el peso de la Seguridad y Defensa de la Nación. No hay otra profesión que determine que sus líderes, tengan la decisión de la vida o la muerte de sus hombres. Por ello, en ninguna otra profesión, son tan importantes la integridad, la probidad y la honestidad. Si un Oficial o Suboficial del Ejército no dispone de integridad como su accionar natural - su preparación su experiencia, su conocimiento, o cualquier cosa que le adorne están demás- será simplemente un fiasco. No hay lugar para él en el Ejército de Bolognesi!.

Señores, el país entero celebra hoy – cuatro de noviembre - un aniversario más del nacimiento del Coronel Francisco Bolognesi Cervantes y el día del Soldado del Perú, que sirve en las filas del Ejército y que con su sacrificio garantiza la seguridad y soberanía de nuestra Nación.

Al recordar al héroe máximo de Arica, tengamos presente su determinación de cumplir los sagrados deberes “hasta quemar el último cartucho”. Quemaré el último cartucho repetirá y cumplirá quien quiera que bañe su espíritu en las tradiciones patrias; quien quiera que venere las cenizas de sus antepasados; quien quiera que repercutiendo en la conciencia la voz de la naturaleza, tenga por escudo el cumplimiento del deber, con honor, honestidad e integridad.

Quemaré el último cartucho, será por siempre la frase más sublime que sintetice el deber, el honor y el amor a la Patria. Será siempre la breve, enérgica y elocuente fórmula de la grandiosa resolución de aceptar con serenidad y júbilo los sacrificios, sin interesar la conveniencia particular, y haciendo todo en aras del DEBER, del HONOR y de la PATRIA.

¡HONOR Y GLORIA AL SOLDADO DEL PERÚ!
¡HONOR Y GLORIA AL SOLDADO ÍNTEGRO!
¡HONOR Y GLORIA AL CRL FRANCISCO BOLOGNESI CERVANTES!
GRACIAS