miércoles, 21 de enero de 2009

…..¿ Y LA MISIÓN?


(Publicado en la Revista Expresión Militar N° 34-II editada en 2008 y distribuida en 2009)

“Deber, Honor y Patria, estas tres palabras consagradas reverentemente dictan lo que ustedes deben ser, lo que pueden ser, lo que serán..….Los incrédulos dirán que son sólo palabras, sólo un slogan, sólo una frase llamativa…. Cada arrogante, cada demagogo, cada cínico, cada hipócrita, cada perturbador, y lamento decirlo, aún otros de un carácter completamente distinto, tratarán de menospreciarlos hasta la burla o la ridiculez para saber cuando son débiles, y enfrentarse a sí mismos cuando se sienten temerosos”
General Douglas Mac Arthur


INTRODUCCIÓN

Cuando ingresamos a las filas de nuestro Ejército, aprendemos innumerables conceptos y asimilamos múltiples experiencias que forjan nuestro espíritu guerrero, nuestro ethos de soldado, de lo cual - conforme pasan los años - nos sentimos sumamente orgullosos, inclusive aún después de haber dejado las filas del activo. Este conjunto de preceptos, enseñanzas, instrucción, tradiciones, de las que nos jactamos, llevan siempre un firme propósito: el cumplimiento de nuestra misión.

De la misión, hemos conocido diversas formas de expresarse: desde la que explica que es “el faro luminoso que debe guiar nuestras acciones”, “nuestro fin supremo”, hasta motivaciones como las que “el soldado lo puede todo, lo único que no puede hacer es parir”. Y en efecto, “la misión” es tan importante en nuestra profesión, que la colocamos en todo tiempo y en todo nivel, en el tope de nuestras ocupaciones, y por ello reflexionar sobre ella, hoy antes que mañana, reviste especial consideración.

Y que mejor empezar este análisis, recordando lo que nuestro pueblo, a través de la Constitución Política del Estado, misiona en relación a la Seguridad y Defensa Nacional:

Art 118º.- “Corresponde al Presidente de la República: Presidir el Sistema de Defensa Nacional; organizar, distribuir y disponer el empleo de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional. Adoptar las medidas necesarias para la defensa de la República, de la integridad del territorio y de la soberanía del Estado. Declarar la guerra y firmar la paz, con autorización del Congreso”.

Art 163º.- “El Estado garantiza la seguridad de la Nación mediante el Sistema de Defensa Nacional. La Defensa Nacional es integral y permanente. Se desarrolla en los ámbitos interno y externo. Toda persona natural o jurídica, está obligada a participar en la Defensa Nacional, de conformidad con la ley”

Art 165º.- “Las Fuerzas Armadas están constituidas por el Ejército, la Marina de Guerra y la Fuerza Aérea. Tienen como finalidad primordial garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República. Asumen el control del orden interno de conformidad con el Artículo 137º de la Constitución”

Complementando a la Constitución Política del Estado, la Ley Nº 28478 “Ley del Sistema de Seguridad y Defensa Nacional” establece que el Consejo de Seguridad Nacional es el responsable de aprobar la Política de Seguridad y Defensa Nacional, las Directivas sobre Seguridad Nacional y los demás aspectos relacionados con la Seguridad Nacional.

Rápidamente podemos observar que - aunque las Fuerzas Armadas, tienen por mandato constitucional la finalidad primordial de “garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República“ - el cumplimiento de su delicada misión está supeditada a las decisiones del Consejo de Seguridad Nacional (CSN) y del propio Presidente de la República, quien resulta ser el Presidente del CSN, sin mencionar las limitaciones de la interacción estatal que soslaya nuestras necesidades presupuestales.

LA INTERACCIÓN INSTITUCIONAL

Ya en el interior de las actividades castrenses, el cumplimiento de nuestras tareas constitucionales las encontramos divididas – lamentablemente, muchas veces separadas – en Fuerzas Armadas administrativas y Fuerzas Armadas operacionales. Las primeras a cargo de los Institutos Armados propiamente dichos, que - de acuerdo a Ley - se encargan de la preparación de la Fuerza, es decir desde el equipamiento, la instrucción y entrenamiento, incluyendo por cierto las múltiples actividades administrativas que se realizan en tiempo de paz, para finalmente ponerlas a disposición del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas a través de los diferentes Comandos Operacionales.

En el terreno nuestros elementos operacionales y administrativos, resultan estar constituidos por las mismas organizaciones, y solamente cambian de nombre de acuerdo a la situación. Así tenemos que una Brigada de Infantería tiene a su cargo la preparación de su fuerza y a la vez – cuando es misionado por el CCFFAA- conduce las operaciones dentro de su ámbito de responsabilidad. A simple vista parecería no existir problema en ello, pues se supone que si finalmente el empleo de la Fuerza es de responsabilidad del propio Comandante encargado de prepararla, todo debería estar en óptimas condiciones.

Nuestra profesión demanda que desarrollemos en tiempo de paz una estricta disciplina, un óptimo mantenimiento y un exigente entrenamiento aprovechando al máximo los recursos – que para tal fin – el Estado pone a nuestra disposición. La experiencia nos señala que en el curso de la preparación de la Fuerza, las actividades administrativas absorben – tarde o temprano- la mayor parte del tiempo de nuestras organizaciones. Desde la preocupación de completar los efectivos en cada llamamiento ordinario, las actividades locales, sociales, de bienestar, los procesos de adquisición, los shows, las representaciones, la falta de presupuesto para actividades no programadas, entre otros, lleva a muchos Comandos a la “parálisis por análisis”, a través de múltiples reuniones con los Estados Mayores, Estados Mayores Especiales o Grupos de Trabajo, empleando nuestro poderoso “Powerpoint” en la búsqueda de una solución inteligente que permita revelar la eficiencia en la acción de comando, que al final se ven traducidas en actividades desarrolladas “más allá del cumplimiento del deber” las que eventualmente se muestran en construcciones, arreglo de instalaciones, obtención de material “sin costo alguno para el Estado”, “mantenimiento óptimo” de los vehículos asignados, y otras acciones destacadas que suelen adornar los informes de evaluación anual del Oficial.

De todo el conjunto de actividades administrativas que se realizan para la preparación de Fuerza, brevemente destacamos a dos: el planeamiento y la formulación del presupuesto institucional. De éste último depende vitalmente nuestro funcionamiento. Pese a ello, aún no hemos podido alcanzar con éxito una adecuada estructuración, que permita visualizar nuestros objetivos en alguno de los plazos. Naturalmente para preparar el presupuesto es indispensable plasmar el planeamiento desde el más alto nivel, el cual se va detallando hacia los escalones subordinados, definiendo en forma específica las tareas que nos corresponde realizar – en nuestro cargo o mando - para “garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República”

El planeamiento, es una de las actividades de mayor importancia dentro de las que realizamos en tiempo de paz. y por ello le dedicamos cuantiosas horas de nuestra formación profesional. En la Escuela Militar, la Escuela de Armas y Servicios, las Escuelas Especializadas, la Escuela de Guerra y en el Curso de Comando Conjunto, aprendemos a planear y a solucionar situaciones de crisis, con la finalidad de tener la mejor alternativa para enfrentar “la niebla y fricción” que inevitablemente encontraremos en una situación de combate o conflicto.

Tan importante es el planeamiento que hace más de 2,500 años Sun Tzu dedicó su primer libro a los “Estimados” concluyendo que “El General que consigue ganar una batalla es que ha hecho muchas evaluaciones preliminares antes de comenzar la lucha. El general que pierde una batalla es porque ha hecho muy pocas evaluaciones preliminares, Por lo tanto, hacer varias evaluaciones preliminares y bien hechas conduce a la victoria. Hacer pocas evaluaciones preliminares lleva, irremisiblemente a la derrota”[1]. Habiendo recordado aquello, “de que le vale a un Oficial, un Capitán por ejemplo, haber estudiado cinco años en la Escuela Militar, haber realizado el Curso básico o Intermedio y Avanzado del Arma o tal vez haber realizado algún otro tipo de curso de especialización, si para tres minutos de combate se olvida todo lo aprendido y es sorprendido por un ignorante terrorista?[2]

NIEBLA Y FRICCIÓN

Para explicar la naturaleza de la Guerra Karl Von Clausewitz, se refería a “la niebla”, como el sinónimo de la incertidumbre, es decir, “la correspondencia imperfecta entre la información y el ambiente”[3] Bajo “la niebla” se esconden los problemas que tienen todos los niveles para entender la situación como un todo incluyendo también los desacuerdos que surgen del encuentro de voluntades y percepciones.

Por su lado, “la fricción” era el conjunto de factores que distinguen la guerra real de la guerra en el papel. Debe ser entendida como el conjunto de esos factores inesperados que hacen que nuestro planeamiento inicial sufra alteraciones. Puede evidenciarse por medio de las averías, el mal tiempo, las condiciones de la propagación, la opinión pública, etc.

“Niebla y fricción” encontramos, más a menudo que antes, en el curso del cumplimiento de nuestra misión. La incesante pugna por el poder, las pasiones políticas, los intereses personales, la búsqueda del aplauso, la falta de liderazgo y la falta de integridad por último, se han sumado a los clásicos problemas de interacción con otros elementos y autoridades estatales, que persisten en desatender - peor incomprender - la importancia de la Defensa Nacional. Y es así, que a pesar de tener a la vista la amenaza, el conflicto, no se reacciona en asimilar que la política de Defensa – y con ella la misión del Ejército - debe trascender al gobierno de turno y por ello, nos hemos quedado varados en una aparente “reforma permanente”, sin haber avanzado un centímetro en la realidad.

NUESTRO HISTÓRICO COMPROMISO

La diaria preocupación del ciudadano de a pie, de llevar el pan a su hogar, conjugado con una anomia in crecendo, particularmente en los sectores marginales, no le deja tiempo sino para velar por su seguridad personal o familiar, confiando que “alguien” está preocupado por la seguridad de la Nación.

Por lo tanto, requerimos con urgencia enfrentar la realidad, y ante la ausencia de un liderazgo civil para fomentar la Defensa, debemos asumir nuestra responsabilidad histórica “con fecunda y viril tradición” y agotar los mecanismos para comprometer a la ciudadanía nacional, en este nuestro común interés: la soberanía y la integridad nacional. Y este compromiso histórico, no debe confundirse con algún llamado al retroceso democrático, todo lo contrario, pues la convocatoria está necesariamente vinculada a nuestros principios republicanos que exigen fomentar la participación cada vez mayor de civiles en el liderazgo de la Defensa, con la única finalidad de cerrar filas en provecho de la Patria, entendiéndose que mientras más civiles estén convencidos que la Seguridad y Defensa es una necesidad vital para el desarrollo nacional, mejor podremos cumplir nuestra misión constitucional.

Como puntualizáramos en su oportunidad[4] el liderazgo civil requiere dos condiciones básicas: conocimiento y experiencia, a diferencia del liderazgo militar que debe sumar muchas otras cualidades descritas en diversa bibliografía y que se procura inculcar principalmente en las Escuelas de formación, pero que sólo se revelan en el curso de la carrera. De todas ellas, debe distinguirse el carácter, coraje moral, delegación de responsabilidades y la integridad[5]

Cuando hablamos de carácter, no nos referimos al que describe al jefe gritón o a aquel que amenaza y mantiene la organización por el temor. El carácter del líder está íntimamente relacionado con el espíritu de desinterés personal, que hace que el subordinado confíe en su Superior por la coherencia de sus Principios con sus actos, por su línea de conducta ejemplar que le hace actuar recta y lealmente cualesquiera fuesen las circunstancias, jamás calculando los intereses personales.

El Coraje moral, conlleva el riesgo profesional de exponer las ideas sin medir que aquellas no sean del gusto del Superior. Los líderes efectivos son aquellos que no se quedan en silencio observando a sus colegas y superiores cometer errores. En el balance final, cuando la seguridad de la Nación está de por medio, no se requiere de líderes de barro, que muchas veces son un simple “si señó”, particularmente a la hora de recomendar lo que el jefe quiere oír.

La delegación de responsabilidades a los comandos subordinados, fomenta el liderazgo y mejora el funcionamiento institucional. Se cuenta que el General Einsenhower el día “D” no dio una sola orden, pues ya había dado sus conceptos y guías, y sus tropas y comandantes cumplieron con su deber, mientras que en el otro lado Hitler, se encontraba sumamente ocupado tratando de revisar cada decisión.

Finalmente - parafraseando al Tte Gral Edward M. Flanagan[6] - la integridad es una constante, que debemos practicar, no como una cosa temporal, pues ella es rígida, completa e invariable. Acepta solamente una conducta honorable, requiere honestidad en todos los actos y en todos los tiempos. En ninguna otra profesión la integridad es tan importante que en la profesión de las armas, porque en ninguna otra profesión se pone en riesgo la vida de tantos hombres. No hay otra profesión que cargue con el peso de la Seguridad y Defensa de la Nación. No hay otra profesión que determine que sus líderes tengan la decisión de la vida o la muerte de sus hombres.

Por ello, en ninguna otra profesión, son tan importantes la integridad, la probidad y la honestidad. Si un Oficial o Sub Oficial del Ejército, no dispone de integridad como su accionar natural - su preparación, su experiencia, su conocimiento, no importa que más tenga que le adorne - será simplemente un fiasco. No hay lugar para él en el Ejército de Bolognesi.

REFLEXIONES FINALES

La esencia de nuestra profesión se nutre en tiempo de paz y se demuestra en la acción. Si realmente nos interesa la Patria, debemos actuar con honor, con integridad, enfrentando la “niebla y fricción” para fomentar la conciencia de Seguridad y Defensa en nuestros ciudadanos, ya que para defender a la Nación necesitamos del concurso de todos los peruanos.

No existe duda que, la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República del Perú, debe ser garantizada por las Fuerzas Armadas, no por el Congreso, no por el Poder Judicial, mucho menos por la insidiosa y extraña sociedad civil, de allí la importancia de nuestro siempre histórico compromiso y responsabilidad con la Patria.

Nuestra misión, se inicia con la exigencia individual en constituirnos en ejemplo y líderes de nuestros subordinados, y no termina en la fría letra de las Leyes y reglamentos, trasciende los gobiernos y nos conmina superar las limitaciones y los obstáculos que siembran nuestros adversarios, pues nuestro compromiso, nuestra misión es el Perú…… La burlaremos?
BIBLIOGRAFÍA

1. Sun Tzu, “El Arte de la Guerra” Publicación del Ministerio de Defensa, Lima- Perú, 1996
2. Capitán de Corbeta Osvaldo Peçanha Caninas, “La Niebla de la Guerra y la Fricción en los Conflictos Actuales: Puntos Fundamentales en la Gestión de Conflictos Modernos” extraído de http://www.mar.mil.br/caaml/Revista/2007/Espanhol/05-Pag14.pdf.
3. Crl Inf Fernando Zegarra López, “Reflexiones sobre nuestra Seguridad y Defensa Nacional”, Revista Expresión Militar, 2006.
4. General Richard B Myers, “A word from the Chairman”, Joint Force Quarterly N° 32, 2002.
5. General Douglas Mac Arthur, “ Thayer Award acceptance address”, 1962
6. Major David D. Wisyanski, “Restoring Duty and Honor to the Officer Corps”, Military Review, July- August 2002

[1] Sun Tzu, “El Arte de la Guerra” Publicación del Ministerio de Defensa, Lima- Perú, 1996
[2] Anónimo, Btn FFEE 313, 1991
[3] Steinbrunner Cybernetic Theory, p. 16. in PALMER, citado por el Capitán de Corbeta Osvaldo Peçanha Caninas, en “La Niebla de la Guerra y la Fricción en los Conflictos Actuales: Puntos Fundamentales en la Gestión de Conflictos Modernos” extraído de http://www.mar.mil.br/caaml/Revista/2007/Espanhol/05-Pag14.pdf.

[4] Crl Inf Fernando Zegarra López, “Reflexiones sobre nuestra Seguridad y Defensa Nacional”, Revista Expresión Militar, 2006
[5] General Richard B Myers, “A word from the Chairman”, Joint Force Quarterly N° 32, 2002
[6] El General Edward M. Flanagan se desempeñó como Comandante de la 1ra y 6ta División de Infantería Mecanizada de los Estados Unidos.