sábado, 28 de junio de 2014

CAMBIANDO EL LIBRETO EN LA LUCHA CONTRA EL CRIMEN

MÁS QUE ENERGÍA Y VOLUNTAD, SE REQUIERE GESTIÓN INTEGRAL 

Los dos problemas de mayor intensidad que afectan  al Perú, sin lugar a dudas, son la corrupción y los altos niveles de inseguridad que se vive a diario en las principales ciudades del país. Las propuestas y la voluntad del gobierno, lamentablemente  no han logrado minimizarlos, ni mucho menos erradicarlos.

Los hechos son relevantes, y en el caso de la inseguridad la percepción  es  mayor, toda vez que  impacta directamente a los ciudadanos de a pie, quienes – ante los inocultables hechos delictivos - sienten temor de ser afectados en su integridad personal o las de sus familiares.

El pasado lunes 23, Daniel Belisario Urresti Elera juró ante Dios y los santos evangelios desempeñar leal y fielmente el cargo de Ministro de Estado en el Despacho del Interior confiado por el Presidente de la República. Urresti, un General del Ejército en situación de retiro, es el sexto Ministro del Interior del presente mandato, que intentará ser más efectivo ante la creciente inseguridad ciudadana.

Sus primeros pasos fueron mostrar una férrea voluntad para vencer  a la inseguridad y “quitarle al ciudadano el miedo a salir a las calles”, para lo cual no tardó en hacerse visual y contactarse con la prensa para,  así,  hacer pública sus buenas intenciones. Los medios de comunicación, por cierto, hicieron eco de su entusiasmo y de  su muestra por imponer liderazgo plasmado al dirigirse  a los funcionarios del Ministerio del Interior y especialmente al generalato policial mediante un grito policial, durante la inauguración de su gestión.

El Ministro Urresti manifestó que dar  el ejemplo, es una de sus características personales, y por ello de inmediato se lanzó a las calles para supervisar  operativos policiales, inspeccionar  resultados y también a contrarrestar a diversas opiniones contrarias a sus iniciales acciones, ante lo cual afirmo que ”salen los críticos a decir que flor de un día…y no;  estos operativos serán diarios, mañana , tarde y noche”.

Si bien es cierto que es necesaria mostrar una actitud más efectiva en la lucha contra el crimen, así como asumir el liderazgo del sector,  Urresti no debe repetir el error de muchos de sus antecesores y  olvidarse que maneja  una Institución  con  diversos órganos especializados que no han venido funcionando coordinada y apropiadamente en la lucha contra el crimen.

De hecho, en los primeros días no se dedicó a efectuar alguna  de las 19 funciones que corresponden al  cargo de Ministro de Estado que juro cumplir. El Ministerio del Interior, además de tener dos Viceministerios , uno de ellos de Orden Interno, tiene como brazos ejecutivos a la Policía Nacional, la Superintendencia Nacional de Migraciones, la Superintendencia Nacional de  Control de Servicios de Seguridad, armas, municiones y explosivos de uso civil, y de la Oficina Nacional de gobierno interior, cuyos esfuerzos debe armonizar para asegurar la paz social en el Perú, y eso, es más que salir un par de noches a supervisar el trabajo policial.

El Ministro Urresti, debe tener en cuenta que la creciente inseguridad en las calles, tiene efecto en la paz social y tranquilidad ciudadana, y que los niveles de violencia y delincuencia existentes son generados en un ambiente originado por una débil institucionalidad del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana, lo que se evidencia en una deficiente calidad y acceso a los servicios de justicia, deficiente calidad de servicio policial (por haberse soslayado la especialización), escasos espacios públicos seguros, impidiendo la eliminación de factores de riesgo social que propician el comportamiento delictivo, agudizándose el problema por la indiferencia y falta de participación social, que incluye al sector privado y a los medios de comunicación.

Su esfuerzo debe imprimirse allí, además de la voluntad, energía, liderazgo y facilidad para comunicar sus intenciones y acciones. Si su participación en el gabinete solamente se circunscribe a lo ya mostrado, no logrará más que logros mediáticos y de corto  plazo.

Dijo que iba a impulsar  la inteligencia de su cartera, y eso sí que  es una tarea de importancia singular, que ojalá se gestionada con la energía de los primeros días, ya que es una de las mayores debilidades del sector. Tan solo para graficar la idea, basta observar la cantidad de órganos de inteligencia del Ministerio: además de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio,  la Policía Nacional también dispone de  su propia Dirección de Inteligencia, a los que se suma los propios órganos dedicados a este menester que pertenecen a más de una decena de entidades especializadas (DIRCOTE, DIRANDRO, etc). Mucha investigación, poca especialización, poca coordinación y escasa integración se revela en los inefectivos resultados contra el crimen. Nada más significativo que los robos ocurridos esta semana, a tan solo media cuadra del Ministerio del Interior.


Todo el Perú ha confiado que en este periodo gubernamental, los niveles de seguridad  mejoren en provecho de la paz social. Qué bueno será entonces, que en vez de ver a un Ministro, y su séquito, supervisando un solo operativo policial, se lo vea  supervisando el desarrollo de éstos operativos multiplicados  a un número directamente proporcional a  la cantidad de jefes policiales de cada ciudad del país, y que estos operativos logren efectivamente detener el crimen por haber sido consecuentes a trabajos de inteligencia integrados, y por último que simultáneamente  la gestión camine  de la mano  a la acción política para implementar las medidas preventivas que logren eliminar los factores de riesgo social que propician el comportamiento delictivo en el Perú. 

De ser así, que vengan más arengas y  más gritos policiales, pero  con policías que de verdad sean respetados por su efectividad y su honestidad!