(Publicado en el diario EXPRESO el 26 de agosto de 2022)
Cuando en 1989 se promulgó la Ley N° 25005, instituyendo que cada 27 de agosto se conmemore el “Día de la Defensa Nacional” en homenaje a la reincorporación de la heroica Tacna al territorio nacional –luego de cerca de medio siglo de cautiverio– aún se tenía el concepto limitado de la seguridad nacional vinculada exclusivamente a la protección de la integridad territorial, a pesar de que, más de cinco lustros antes, el General de División Edgardo Mercado Jarrín –en la X Conferencia de Ejércitos Americanos– cuestionó “la limitada concepción de los fines de un Estado tradicional donde la seguridad representaba esencialmente la defensa del territorio, sin considerar los factores de desequilibrio económico-sociales, y el complejo fenómeno de la dependencia externa y todo aquello que interna y externamente afecta sustancialmente la vida de la Nación”.
Actualmente debe entenderse que la Defensa Nacional forma parte de la Seguridad Nacional, y conforme a nuestra Constitución Política, todos los peruanos tenemos la obligación de participar en ella; por tanto, es necesario contribuir con el Sistema de Defensa Nacional, cuya gestión está vinculada a enfrentar a las amenazas a la seguridad de la Nación, las cuales –en nuestra realidad– se presentan en múltiples dimensiones superando al campo militar, lo que implica luchar contra la corrupción, alteración del orden interno, minería ilegal, contaminación ambiental, irrespeto a la institucionalidad democrática, ineficiencia en la gestión de la pública, entre otros, para así tener mayores oportunidades de mejorar el desarrollo, la economía y bienestar de la población.
La dirección de este importante sistema funcional es de exclusiva responsabilidad constitucional del Presidente de la República, y tiene como principal instrumento de gestión a la “Política Nacional Multisectorial de Seguridad y Defensa Nacional al 2030”, pero –desafortunadamente– ésta aún se encuentra pendiente de implementación.
Si queremos alcanzar una situación de tranquilidad, paz, estabilidad, de respeto al ordenamiento constitucional y democrático que beneficie al Perú con la recuperación de su buena imagen para la atracción de inversión privada, generación de empleo y consecuentemente mayores ingresos al erario nacional para el logro de nuestros objetivos nacionales, todos los peruanos necesitamos que el Sistema de Defensa Nacional funcione realmente, y para ello es indispensable que se ponga en práctica su política nacional.
Los hechos indican que seguimos a la deriva, postergando nuestra seguridad, desarrollo y bienestar mellando la defensa y dignidad de las personas. En estas condiciones, verdaderamente nos engañamos si pretendemos celebrar esta fecha.