HORA DE SALVAR EL BARCO LLAMADO PERÚ
No cabe duda que el principal problema del Sistema de Defensa Nacional (SIDENA), es su falta de implementación. Desde su creación formal, en 1979, nunca pudo articularse adecuadamente, a pesar de los esfuerzos de dos instituciones que tuvieron un gravitante esfuerzo en desarrollar capacidades en los componentes del sistema: El Centro de Altos Estudios Nacionales - Escuela de Posgrado (CAEN-EPG), y la desaparecida Secretaría de Seguridad y Defensa Nacional (SEDENA).
En sus 70 años de vida institucional, el CAEN-EPG ha recibido en sus aulas a miles de profesionales, civiles y militares, impartiendo conocimientos en tres campos: Seguridad, Defensa y Desarrollo, a través de cursos de especialización, diplomados, maestrías y doctorados del más alto nivel en materia de seguridad nacional con la finalidad de disponer de personas calificadas para conducir a las instituciones que pertenecen al primer sistema funcional del estado peruano, esfuerzo que - sin embargo - no recibió el apoyo de la voluntad política para que se implante los conocimientos especializados dentro del funcionamiento estatal
Primer sistema funcional, porque es el único sistema, que además de incluir a todas las instituciones de la administración pública de los tres niveles de gobierno, también es el único de responsabilidad constitucional del Presidente de la República: en nuestra Constitución Política no existe otro sistema funcional cuya dirección se asigne al primer servidor del Estado.
Desafortunadamente, a lo largo de nuestra historia republicana reciente, nuestros dirigentes políticos persisten en mantener en vigencia dos paradigmas equivocados: que la Seguridad Nacional es materia exclusiva de las Fuerzas Armadas, y que las guerras son cosas del pasado y con ello acabado el riesgo de amenazas a la seguridad nacional que comprometan su periodo (presidencial) de 5 años. Este error, soslayado por muchos, solamente consigue retrasar las posibilidades para crear las condiciones que permitan alcanzar el bienestar general, causando - con su inacción - un grave daño al país.
Ad portas de iniciar la campaña electoral, que llevará a millones de connacionales a las urnas el próximo 11 de abril de 2021, resulta necesario que los partidos políticos interesados en el destino de nuestra Patria, destierren de su ideología partidaria esos paradigmas equivocados y consideren en sus planes de gobierno acciones estratégicas que permitan implementar y poner en marcha armónicamente a todos los engranajes que logren hacer funcionar correctamente al SIDENA.
En primer término, debe entenderse que el Consejo de Seguridad y Defensa Nacional, requiere de un staff de profesionales capacitados en seguridad nacional, bajo el concepto de la gestión pública moderna, vale decir del planeamiento estratégico del SIDENA implementado por medio de procesos, los cuales fueron determinados en 2013, y dentro los que se destaca los denominados procesos fundamentales: La Política de Seguridad y Defensa Nacional, la Estrategia de Seguridad y Defensa Nacional, y el Planeamiento Estratégico de largo plazo.
Ese staff debe ser parte de una entidad de alcance multisectorial y multinivel, que permita gestionar y articular al sistema. Recordemos que ya hemos cometido dos veces el mismo error, con el iluso pensamiento de dar semejante tarea a una organización de tercer o cuarto nivel organizacional dentro de uno de los componentes del SIDENA, específicamente al fusionar por absorción a la SEDENA en el Ministerio de Defensa. No dio resultado en 2003, y tampoco en 2016; lo único que se consiguió con esa miopía ha sido dispersar los recursos en agravio al erario nacional, dejando que la prevención de la seguridad nacional se efectúe sin coordinación o simplemente sea inexistente, colocando en jaque a la seguridad de todos, y así tenemos que, a pesar del tiempo transcurrido, “se sigue hablando de legalidad, de transparencia; de lucha contra: la corrupción, narcotráfico, terrorismo, crimen y delincuencia organizada, y desafortunadamente, en los últimos años sólo se muestran cuadros estadísticos que no concuerdan con la calle” (Zegarra, 2017).
La seguridad nacional, no es materia de exclusividad de los militares, requiere el concurso de múltiples disciplinas y sobre todo del entendimiento de la gestión de su propios procesos, el manejo de la cosa pública, y la claridad del conocimiento de la interconexión existente entre los problemas que afectan a nuestro país, que deben obligar a coordinar el esfuerzo sistémico de los componentes del SIDENA, implementando acciones estratégicas en los tres niveles de gobierno.
En ese contexto, se debe tener en cuenta que la Política de Seguridad y Defensa Nacional, cuyo proyecto inicial se perdió entre luces de semáforo de la PCM en 2015, logró publicarse (con algunas mutaciones) en 2017, aún sigue sin implementarse, so pretexto que debe ser renovada para concordar con la Guía de Políticas Nacionales publicada por el CEPLAN en 2018, tres años después de la emisión del “Método para la formulación de la Política de Seguridad y Defensa Nacional” (ISBN 978-612-46927-0-3. Depósito Legal en la Biblioteca Nacional N° 2015-041712) desarrollado por la SEDENA.
Es inapropiado seguir dejando en stand by la implementación de esta política, pensando que debe adaptarse a la guía del CEPLAN. Se desconoce que el SIDENA es un sistema funcional especial, muy grande y por lo tanto, pretender que se incluya dentro del texto de política los servicios a proveerse, y los indicadores para su cumplimiento y evaluación, harían que esta política se convierte en un super libro, pues tendría que formularse los servicios e indicadores de seguridad nacional inherentes a los 19 ministerios, 132 entidades adscritas a los ministerios, 16 entidades autónomas, 52 universidades públicas, 44 entidades de los gobiernos regionales y 1893 entidades que corresponden a los gobiernos locales, además de las entidades que conforman el Poder Legislativo y el Poder Judicial. Por tal razón, es que esta política se diseñó para que se conciba con métricas que debieron materializarse en indicadores formulados coordinadamente con los componentes del sistema durante el proceso de implementación. Lamentablemente, desde su publicación en 2017 no se ha hecho sencillamente por falta de conocimiento, ya que ese expertise era exclusivo de la Dirección General de Política y Estrategia de la SEDENA, y porque su transferencia del conocimiento fue truncada por el fatídico Decreto Supremo N° 061-2016-PCM que dejó en el limbo, una vez más, a la gestión y articulación del SIDENA.
Fatídico, porque también colocó en situación delicada al CAEN-EPG, restándole iniciativa administrativa al dejar de ser unidad ejecutora, lo cual ha llevado a que su organización esté dependiente de la buena voluntad de la administración ajena a sus claustros, generando inestabilidad en su planta orgánica, aunque - debo puntualizar - gestando una ejemplar capacidad de resiliencia demostrada con el impulso y desarrollo de diversos programas académicos y de investigación, manteniendo a esa casa de estudios - a pesar de todo - en el sitial que soñara su fundador, el Gral Div José del Carmen Marín Arista.
Queda pues colocar las cosas en su verdadera dimensión: el SIDENA es un sistema funcional especial, diferente, e importante para el desarrollo y seguridad de todos, que no debe seguir sin la atención que obliga nuestra carta fundamental. En ese sentido, es menester que los funcionarios, directivos y servidores públicos comprendan que su planeamiento estratégico es un proceso integral, permanente y dinámico, mediante el cual se armonizan los procesos de la seguridad y defensa nacional para concebir acciones, y adoptar previsiones de carácter multidimensional con la finalidad de: minimizar o superar las amenazas y preocupaciones de la seguridad nacional, y crear las condiciones propicias para alcanzar el bienestar general.
Algunos, que desconocen la realidad nacional, que no disponen de mirada estratégica, o que no les importa el interés nacional, dirán que es innecesario dar prioridad a la implementación del SIDENA, ya que que en estos últimos 41 años no se ha comprometido gravemente al Perú y que si hemos vivido “sin problemas” graves tantos años, podríamos hacerlo otros tantos más, destinando los recursos en la solución de otros temas de interés en el periodo presidencial (corto plazo). De ser así, seguiremos desperdiciando medios y perdiendo vidas por la falta de articulación en acciones estratégicas que sirvan para erradicar o mitigar problemas que guardan mucha conexión entre sí, como son - entre otros - el tráfico ilícito de drogas, el terrorismo, el lavado de activos, la corrupción, la minería ilegal, la contaminación ambiental, la trata de personas, la delincuencia común y organizada y los conflictos sociales que afectan la gobernabilidad, todos ellos animados por intereses ajenos a la Patria; en otras palabras seguiremos comprometiendo el Perú de las futuras generaciones.
Eso debe cambiar, es hora de darle norte al país, esa es la obligación de todos y principalmente de quienes se comprometen a servir antes que todo al Perú.
BIBLIOGRAFÍA
Zegarra, Fernando. (2017, Mayo 12). De la reacción al corto plazo:¿Jodiendo al Perú?. Diario Expreso- Perú Recuperado de https://www.expreso.com.pe/opinion/de-la-reaccion-al-corto-plazo-jodiendo-al-peru/
Decreto Supremo N° 036-2013-PCM Reglamento del Decreto Legislativo N 1129, que Regula el Sistema de Defensa Nacional, 04 de abril de 2013
Decreto Supremo N° 061-2016-PCM que aprueba la adscripción de organismos públicos y la modificación de la dependencia, adscripción o fusión de instancias de la Presidencia del Consejo de Ministros a diversos ministerios