viernes, 19 de noviembre de 2021

 

las amenazas contra la seguridad de la población sobrepasan la necesidad de defender la soberanía nacional. Esta problemática abarca otras dimensiones que requieren ser protegidas transversalmente, para lo cual se debe observar sus relaciones de causa y efecto, para garantizar las condiciones que permitan, a todos los peruanos, alcanzar niveles de desarrollo en provecho del bienestar general y el establecimiento de condiciones que garanticen la vigencia del sistema democrático peruano.

 

El entendimiento de esta configuración infiere la construcción de una política pública de seguridad, que comprenda este enfoque multidimensional, para ser aplicada en los tres niveles de gobierno en reemplazo a la última Política de Defensa y Seguridad Nacional, aprobada mediante el Decreto Supremo N.° 001-B-2004-SG-DE, que no contemplaba estos aspectos, y que además tenía el carácter de secreto, por comprender campos militares.

 

Identificada la importancia y necesidad de la Seguridad Nacional en el rol del Estado, corresponde a la nueva Política de Seguridad y Defensa Nacional, como instrumento de la gestión pública, concretizar de forma transversal sus objetivos y lineamientos, dando soluciones a los problemas y necesidades detectados a través de sus dimensiones demarcadas que tienen relación con las amenazas, preocupaciones y desafíos que enfrenta el país, que no descuidan la función primordial de proteger no solo los intereses nacionales, sino fundamentalmente la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República.

 

Bajo este enfoque, la Seguridad Nacional adquiere una magnitud distinta, mucho más amplia y trascendente, en donde la persona humana es el elemento central de protección junto con el Estado, comprendiendo, por su esencia, las mismas dimensiones que configuran al Desarrollo Nacional, generándose un espacio en donde las dos se fusionan y quedan codefinidos. De esta forma, sus marcos de interacción son conjuntos e indivisibles, generándose una interrelación de causa-efecto directa, por lo cual, las decisiones o medidas que se tomen para un ámbito, seguridad o desarrollo, impactarán directamente en el otro.

              

 

 

 

 

 


DIMENSIONES

Política, Económica, Ambiental, Salud, Educación, Social y Tecnológica

                                                                         

 

 


 

 

                                 Gráfico 14

 

Así, la Seguridad Nacional se enlaza con el Desarrollo Nacional, fijando sus fines en la búsqueda compartida del bienestar general. En este marco, la seguridad es responsable de generar y preservar todas las salvaguardas necesarias o suficientes para garantizar que se puedan crear las condiciones y oportunidades que le permitan al hombre, en la medida de sus posibilidades, satisfacer sus necesidades prioritarias, en este caso, la seguridad y desarrollo humano.

La principal característica de la Política de Seguridad y Defensa Nacional radica en la necesidad de enfrentar los problemas de la Seguridad Nacional con una visión multidimensional para que las acciones del Estado y de la sociedad en su conjunto se realicen de manera coordinada y articulada, tanto en su planeamiento como en la preparación e implementación en todos los niveles de gobierno.

 

La Política de Seguridad y Defensa Nacional, como política multisectorial, es comprendida en la lógica de implementación de la Política de Modernización de la Gestión Pública, considerando que los objetivos y lineamientos tienen como finalidad la protección de la persona humana y el Estado, razón por la que el desplazamiento articulado de la política se vincula con las políticas públicas (sistemas funcionales) y los planes, programas y proyectos de los sectores de los tres niveles de gobierno, para lo cual los sistemas administrados regulan  la utilización de los recursos que se necesita para la implementación de la Política de Seguridad y Defensa Nacional.

 

Asimismo, considerando los avances del Proceso de Descentralización y su articulación vertical de políticas públicas,  se requiere la actualización de la Política de Seguridad y Defensa Nacional al nuevo contexto normativo socio-económico, ya que con la regulación del Sistema de Defensa Nacional mejorarán  las condiciones para implementar la política, que es de carácter multisectorial, con objetivos y lineamientos ajustados a los escenarios y al contexto nacional e internacional.

 

 

1.1.      Efectos de la Seguridad en el Desarrollo Nacional.-

 

Conocer la incidencia que tiene la Seguridad Nacional para garantizar el bienestar general, que comprende la protección de las personas y el Estado, y las acciones internas y externas de fortalecer el desarrollo económico, es, primordialmente, entender la evolución y la importancia de la seguridad en este mundo globalizado en donde las relaciones económicos, las nuevas tecnologías y el acceso a la información han configurado un nuevo orden de desarrollo mundial.

En este marco, la seguridad y el desarrollo se interrelacionan, interactúan y articulan para lograr el objetivo de lograr autonomía económica, permanencia de libertad y la autodeterminación, cuando se trata de un país independientemente. El desarrollo es importante para las naciones porque su atraso incide negativamente en la Seguridad Nacional. La verdadera seguridad se logra cuando se alcanza el desarrollo de la Nación y cuando las principales necesidades de su población son satisfechas con el uso racional de los recursos y sistemas naturales, basados en una tecnología respetuosa de los aspectos culturales y de los derechos humanos[1].  

La estabilidad política del país depende de su desarrollo económico, por lo que existe una estrecha relación entre la violencia y la crisis económica. Los movimientos violentos, las presiones sociales y económicas son consecuencias de las insatisfacciones de las necesidades básicas (bienes y servicios públicos), la falta de medios económicos[2], y por el desacuerdo entre gobierno y sociedad acerca del uso racional de sus recursos naturales.

En este sentido, la conexión entre economía y seguridad no es superflua o forzosa, sino que es necesaria y estrecha, pues el mantenimiento de las capacidades materiales de producción, la creación del empleo (en cuanto a los efectos sobre el individuo en su economía personal y de sus compromisos y aspiraciones) y las políticas de desarrollo del Estado determinan las  posibilidades de supervivencia en el sistema internacional.

 

En esta perspectiva de seguridad con enfoque multidimensional que se desenvuelve en un mundo globalizado, es que se desarrolló el diagnóstico con la metodología descrita anteriormente, y que conllevó a focalizar los problemas públicos relacionados a la seguridad nacional, observándose que sus efectos influyen en el desarrollo, sobre todo en el aspecto económico desde diferentes sectores y niveles de gobierno.

 

Conforme lo revela el constructo general de la Seguridad Nacional, los problemas públicos con mayor gravedad  que se relacionan con el dinero público o privado y que desde muchas direcciones afectan a la economía nacional son la corrupción, el lavado de activos, la minería ilegal, el narcotráfico, la inseguridad ciudadana, crimen organizado, incidentes cibernéticos, tráfico de armas, deficiencias en los servicios judiciales y penitenciarios, inadecuada gestión del Estado, y la limitada matriz energética. Todo esto amenaza la inversión pública y privada. De la misma forma lo hace la depredación ambiental, sobre todo en la Amazonía, la sobreexplotación de los recursos naturales (forestales y marítimos), la inadecuada gestión del territorio y ordenamiento territorial, ya que ponen en riesgo el desarrollo futuro del país.

 

Un visión holística de la Seguridad Nacional, permite interrelacionar estas amenazas que interactúan en la realidad nacional y solo la fuerza transformacional de la Política (Poder Nacional) a través del Sistema de Defensa Nacional, permitirá construir en forma articulada, intersectorial e intergubernamental —con la validación de la sociedad— defensas estructuradas, bajo un enfoque multidimensional, para enfrentar a las diferentes amenazas contra la seguridad y desarrollo, logrando de esta forma la protección de la persona humana y del Estado, en un marco de Desarrollo Nacional, que implica la seguridad económica, social, política, ambiental, energética, cibernética y tecnológica.

 

La ausencia de una Política de Seguridad y Defensa Nacional, con este enfoque multidimensional, conlleva a que las amenazas se incrementen y se consoliden peligrosamente en la sociedad, ocasionando daños graves a la persona humana y al Estado. 

 

                                                                      

      Gráfico N.̊ 15

 

 

 

II.           ALTERNATIVA DE INTERVENCIÓN SELECCIONADA

 

La Constitución Política del Perú establece que el Estado peruano garantiza la seguridad de la Nación, para lo cual se requiere orientar la Política de Seguridad y Defensa Nacional en defensa de la persona humana, asegurando la paz social y la protección de los derechos fundamentales, además de la protección al Estado, con lo que se asegure la soberanía, independencia, integridad territorial, el estado de derecho y los intereses nacionales.

 

Esta perspectiva, que concibe la seguridad con alcance multidimensional, permite afianzar el Desarrollo Nacional y hacer frente a la problemática de seguridad que, en su conjunto, representan la inseguridad ciudadana, la corrupción, el tráfico ilícito de drogas, el terrorismo, los conflictos sociales, la ineficiente gestión pública, los riesgos de desastres, contaminación ambiental, así como al escaso desarrollo en ciencia, tecnología e innovación.

 

La creciente necesidad de contar con recursos para enfrentar las amenazas a la Seguridad Nacional en los diferentes ámbitos y su elevado costo, limita las posibilidades del Estado para desarrollar las capacidades funcionales, operacionales y tecnológicas necesarias para combatir las amenazas contra la seguridad. Esta situación requiere que, en todo contexto y principalmente en el económico, se prioricen los presupuestos destinados a la seguridad, particularmente a los sectores Defensa e Interior.

 

Frente al incremento de la violencia y la gran sensibilidad respecto a este tema, la Seguridad Ciudadana se ha convertido en la principal preocupación de la población, la cual demanda al Estado un mayor y mejor servicio policial, así como un sistema judicial y penitenciario eficiente que complemente y coadyuve a esta tarea.

 

Esta situación se ve agravada por varios factores, entre ellos, la falta de institucionalidad del propio sistema de Seguridad Ciudadana, la escasa cantidad de efectivos policiales, la falta de equipamiento adecuado, la corrupción en sus diferentes modalidades, los altos índices de hacinamiento penitenciario que limitan su rehabilitación, incrementan los niveles de peligrosidad e impiden la resocialización de los reclusos.

 

Por tal razón, se consolidará la institucionalidad del Sistema de Seguridad Ciudadana en los tres niveles de gobierno, articulando la acción policial con la participación ciudadana y el incremento de personal con equipamiento tecnológico que permita fortalecer las acciones de prevención del crimen y la plataforma de gestión.

 

Complementariamente, el sistema judicial tendrá que ser dotado de recursos humanos y logísticos, así como de una estructura y procesos adecuados que le permitan impartir el servicio de justicia con mayor transparencia y el desarrollo de los procesos judiciales en los tiempos oportunos.

 

De esta forma, se fortalecerá el sistema penitenciario dotándolo con mejor infraestructura, fomentando las asociaciones público-privadas para tal fin, y estableciendo un mayor nivel de gestión resocializadora y transparente.

 

Los conflictos sociales están relacionados principalmente a problemas socio-ambientales y de demarcación territorial, lo que origina situaciones de disputa entre la sociedad y el Estado como consecuencia de actividades mineras, en sus diversas modalidades, las cuales además están relacionadas con la generación de actividades delictivas como la trata de personas, explotación infantil y depredación ambiental, que producen inestabilidad política e ingobernabilidad, así como daños contra la vida de las personas y su patrimonio, incrementando la percepción de inseguridad en la población y desincentivando las inversiones nacionales y extranjeras.

 

Para enfrentar esta problemática, se implementarán programas en los tres niveles de gobierno que impulsen el mejoramiento de los canales de comunicación entre el gobierno y la población, a través del desarrollo de  acciones efectivas de prevención de la violencia para detectar los conflictos en etapa temprana, e incluso desde una perspectiva prospectiva, que nos permita abordarlos antes que se configuren.

 

También se articularán —intersectorial e intergubernamentalmente— esfuerzos para establecer mecanismos de cooperación, colaboración y coordinación para la atención de demandas sociales, diálogo, capacidad de conciliación y oportunidad para desarrollar soluciones normativas, sociales y económicas.

 

Los efectos del tráfico ilícito de drogas son una amenaza permanente para la seguridad y salud de las personas, un perjuicio para la imagen exterior del país y un distorsionador de la dinámica económica, por estar vinculados a actos de corrupción y operaciones financieras de lavado de activos, situación que se ve agravada por su nexo  con organizaciones terroristas, a los que financian sus acciones para su resurgimiento político con la reactivación de su ideología en las universidades y gremios en general a través de organismos de fachada, e incluso por el financiamiento a movimientos políticos que buscan insertarse en la actividad pública. Es por esto que resulta indispensable actuar de manera multidisciplinaria para promover el proceso integral de reforma normativa, así como el alineamiento, concordancia y coherencia de los indicadores de los planes nacionales destinados a luchar contras estos ilícitos, y sus conexos.

 

Parte importante de este cuadro general de problemas es que el territorio nacional no ha sido integrado sistémicamente debido a la inadecuada gestión territorial, lo que impide el desarrollo planificado y la identificación de la infraestructura crítica nacional para el desarrollo de sus actividades económicas y humanas. Estas variables negativas influyen en la generación y el escalamiento de conflictividad política y social, que se produce entre otras causas, por la incompleta delimitación territorial así como por el indebido aprovechamiento de los recursos naturales. Estas situaciones constituyen riesgos de fragmentaciones internas, dificultan las posibilidades de desarrollo y la generación de oportunidades para la población, lo que impide avanzar en la configuración de un sólido proceso de conexión entre los ámbitos urbano y rural, así como en la consolidación de la Nación.

 

Para superar esta situación adversa, se llevará a cabo el proceso estratégico para el ordenamiento territorial que propenda a mejorar la capacidad de gestión y abastecimientos de servicios del Estado, y a garantizar el desarrollo inclusivo y articulado entre los distintos niveles de gobierno con las mancomunidades regionales y la sociedad en su conjunto, integrando las zonas fronterizas y mejorando la infraestructura del país, identificando los ámbitos prioritarios para el bienestar del Estado Nación; al mismo tiempo se propenderá a que estos cambios positivos coadyuven a garantizar la seguridad humana, la reducción de la pobreza en el país y a cerrar la brecha social.

 

Contar con autonomía productiva y diversificada de alimentos, energía, ciencia y tecnología permitirá afirmar la Seguridad Nacional, lo cual involucra el incremento de la investigación científica articulando los sectores público, privado y académico, en la búsqueda de eficiencia y efectividad colectiva a través del fomento del estudio y desarrollo de “clústeres”, acción conjunta que también permitirá fortalecer las empresas del Estado relacionadas a la Seguridad Nacional.

 

Habiéndose establecido la sólida relación entre la seguridad y el desarrollo, y teniendo en cuenta que este último tiene como elemento fundamental el soporte energético, se debe priorizar el abastecimiento energético para un desarrollo sostenible, es decir debemos priorizar el desarrollo que satisfaga las necesidades actuales, sin comprometer la capacidad de desarrollo  de las futuras generaciones.

 

Por tal motivo, la previsión del crecimiento energético se hará bajo el fomento de nuevos proyectos de fuentes renovables, priorizando el abastecimiento hidroeléctrico, respetando los compromisos asumidos por el Estado, especialmente en aspectos referidos a la seguridad ambiental; pero también incentivando el empleo de tecnologías de consumo de gas natural y su uso en actividades domiciliarias, transporte, comercio e industria. Esta previsión           —desarrollada en forma continua, suficiente, segura e inclusiva, así como la protección de las fuentes de producción y transporte de energía— permitirá evitar riesgos que afecten a nuestro crecimiento económico.

 

Por un lado, a lo largo de nuestra vida republicana, el Estado no ha consolidado una cultura de Seguridad Nacional, lo que se ve reflejado en una ciudadanía que no tiene un concepto estandarizado e interiorizado del significado y los alcances de la Seguridad Nacional, ya que esta ha sido identificada únicamente con aspectos militares, sin lograr comprender la naturaleza diversa de los problemas que enfrenta y el alcance de las dimensiones en las cuales se desarrolla.

 

Por otro lado, un amplio sector de la población no cuenta con una adecuada educación que promueva la paz social, lo cual incrementa los comportamientos delictivos, al igual que la indiferencia de las autoridades regionales, municipales y de la propia ciudadanía, quienes evitan involucrarse en esta problemática.

 

Por ambas razones, se uniformizarán los conceptos de la materia y se promoverá su difusión en el sistema educativo, para fortalecer la convivencia pacífica, el compromiso, orgullo y la identidad nacional de los peruanos.

 

La imagen del Perú se impulsará para proyectar al mundo, una nación que se desarrolla de manera pacífica, que busca vigorizar su relaciones de cooperación, integración e identificación de intereses comunes con los estados del orbe, poniendo énfasis en los estados vecinos, con la finalidad de incrementar los niveles de confianza que coadyuven a garantizar la paz y estabilidad en la región, fomentando el principio de solución pacífica de controversias entre los Estados y el respeto a sus instrumentos jurídicos correspondientes. Todo esto afianzará los principios de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario conforme a la Constitución y los Tratados Internacionales.

 

En ese sentido, la comunidad peruana en el exterior se constituye en una herramienta de gran importancia para tal fin, por lo que se impulsará su organización para afianzar su identidad y compromiso en provecho de los intereses nacionales, pues además de representar la décima parte de la población peruana, que contribuye con sus remesas de una manera considerable al PBI nacional, constituye un elemento clave de relación e interacción con los países donde radican sus integrantes.

 

Por ello, se profundizarán las líneas de cooperación, en los ámbitos bilateral y multilateral, y se reforzarán las acciones de integración regional. De la misma forma, se ampliará la realización de labores conjuntas entre fuerzas armadas, la integración de agendas en temas de seguridad, la promoción del intercambio de experiencias, el combate a las amenazas a la seguridad internacional y el despliegue de tareas de vigilancia y control de la Amazonía, cuya protección se ha convertido en tema de interés mundial debido a su capacidad de disminuir los efectos adversos que originan el cambio climático al absorber grandes cantidades de dióxido de carbono.

 

En consideración al gran porcentaje que territorialmente ocupa la Amazonía en nuestro país y como parte de los compromisos asumidos por el Estado a nivel nacional e internacional, se fortalecerá el control y protección de la Amazonía, y se promoverá su desarrollo y ocupación ordenada respetando los ecosistemas y la identidad social y cultural de las comunidades nativas.

 

De igual forma, se incrementará la participación de nuestro país en acciones de política internacional destinados a generar conocimiento científico y aspirar al mejor desarrollo de nuestros intereses en la Antártida.

 

Por otro lado, habiéndose alcanzado un elevado nivel de informatización a nivel nacional, concordante con la tendencia global, se impulsará la creación de un Sistema Nacional de Ciberseguridad, con la participación del sector privado y la sociedad en su conjunto, que promueva la formación de especialistas para la defensa del ciberespacio.

 

En este amplio contexto, se fortalecerán las misiones constitucionales de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional para incrementar las capacidades operacionales y recursos humanos de estas instituciones, con la finalidad de  garantizar la paz internacional y el orden interno —a través de la integración de sistemas relacionados con la seguridad— para disuadir, enfrentar, combatir eficazmente y eliminar a las organizaciones terroristas y de narcotraficantes.

 

Siendo prioritario el Desarrollo Nacional, se generarán las condiciones que permitan la participación efectiva de las Fuerzas Armadas en el desarrollo económico y social del país, y en la defensa civil, lo cual también favorecerá la consolidación de sus vínculos con la sociedad, a fin de proteger y promover el impulso a la consecución de los intereses nacionales.

 

Finalmente, en su conjunto, la Política de Seguridad y Defensa Nacional fortalecerá el Sistema de Defensa Nacional a través de la Secretaria de Seguridad y Defensa Nacional, promoviendo y articulando la participación activa de todos los poderes del Estado, sectores, organismos públicos, niveles de gobierno, y de la sociedad en general, dentro del marco del Acuerdo Nacional, el Plan Estratégico de Desarrollo Nacional, y de conformidad al ordenamiento jurídico del Estado peruano.



[1] Richard Vásquez Jiménez, Seguridad Nacional y Desarrollo Económico.

[2] Igual referencia 51

viernes, 5 de noviembre de 2021

 

Cada 4 de noviembre se celebra el DIA DEL SOLDADO  en reconocimiento a los hombres y mujeres que prestan o han prestado servicios en nuestro glorioso Ejército. Se instituyó en dicha fecha en homenaje al natalicio del Coronel Francisco Bolognesi Cervantes, Patrono del Ejército, Gran Mariscal del Perú y paradigma del honor nacional.

El ejemplo del Crl Bolognesi, nos marca siempre el camino del honor, el camino de la integridad. Integridad como una constante, no como algo pasajero, sino la integridad estable, recta, completa, que no acepta desviación alguna de una conducta honorable. Integridad que requiere total honestidad, en todos los actos y en todos los tiempos.

Un soldado del Perú, debe por tanto actuar con HONOR, siendo coherente con el juramento que renovamos cada 7 de junio, cuya fórmula invocatoria  REPITO para aquellos que lo olvidaron JUARAIS A DIOS Y PROMETEIS A LA PATRIA SEGUIR CONSTANTEMENTE A NUESTRA BANDERA, DEFENDERLA HASTA PERDER LA VIDA Y NO ABANDONAR A VUESTROS SUPERIORES?

Este 4 de noviembre, se ha atentado contra la Vigésimo Quinta Política de Estado referida a la Cautela de la Institucionalidad de las Fuerzas Armadas y su Servicio a la Democracia, pues la institucionalidad ha sido mellada al relevarse intempestivamente y sin fundamento al Comandante General del Ejército del Perú y con él al de la Fuerza Aérea.

El Comandante General del Ejército, una vez nombrado debe cumplir su periodo, a menos que cometa una grave falta que justifique su cambio. Hacerlo en contra del ciclo institucional es un maltrato al Ejército, es una deshonra al Perú, pues el Ejército no es el Ejército del Presidente, ni del gobierno, es el Ejército que lucha por nuestra independencia, nuestra soberanía e integridad territorial, es el Ejército de la Nación, por eso la sociedad ha convenido en respetar su institucionalidad mediante la vigésimo quinta política de Estado.

Pero, más allá del aprovechamiento legal de cualquier improvisado que llegué a la casa de Pizarro por error del sistema, la institucionalidad se respeta por casa, y aquí viene el recuerdo de la última parte de nuestro juramento: NO ABANDONAR A VUESTROS SUPERIORES.

¡Quien rápidamente aceptó la designación que quiebra nuestra institucionalidad quiebra su juramento, no es digno de ser parte del Ejército de Bolognesi! Es un traidor! Un oportunista que ha preferido abrazar sus ambiciones personales antes que los intereses institucionales y los intereses de la Patria en estas horas aciagas en las que el soldado es llamado a defenderla y no a traicionarla.

Por eso, hago un llamado a los Generales y Oficiales del Ejército que fueron formados en la Escuela Militar de Chorrillos, para que sean dignos herederos de su juramento y el respeto de nuestra institucionalidad y no se presten a las bajas intenciones políticas de cualquier gobernante. La Patria así lo exige.

¡La patria también exige a quien se equivocó aceptando la designación, que decline del cargo!   que pida su pase al retiro y solicite públicamente la restitución del superior al que abandonó, rompiendo el sagrado juramento de honor del Soldado del Perú!

¡Salve su honor General Córdova, no sea cobarde! sino la historia lo juzgará como el traidor que prefirió su interés personal antes que los sagrados intereses de la Patria!