viernes, 5 de marzo de 2010

LA VERDAD: TAN DIFICIL DE ACEPTARLA, TAN FÁCIL DE TORCERLA. HONRANDO LA MEMORIA DE NICCOLO MACHIAVELLI

“La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”
“Como nada es más hermoso que conocer la verdad, nada es más vergonzoso que aprobar la mentira y tomarla por verdad”.

Marco Tulio Cicerón

Cuando uno escucha la palabra Maquiavelo de inmediato le viene a la mente lo malo, lo hipócrita, lo calculador, lo convenido e inclusive antiético e inmoral. Y, claro, parece lógico pensar de esta forma, si hasta el propio Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define al maquiavelismo - en una de sus acepciones - como el modo de proceder con astucia, doblez y perfidia.

En nuestra sociedad, muchas veces los hombres están expuestos a sufrir calumnias, distorsiones y difamaciones de su real accionar; se ve en la vida diaria y en todas las instituciones. Este es uno de los históricos casos en que la verdad y el prestigio de una persona ha sido deformada al extremo máximo, con repercusiones que llegan hasta nuestros días, y que ahora – en tal vez un vano esfuerzo- intentamos resarcir, tal como otrora lo hicieran muchos investigadores de diferentes latitudes.

Niccollò di Bernardo Machiavelli, nació el 03 de mayo de 1469 en tiempos de Lorenzo y Pedro de Médici. Tras la caída de Savonarola (1498) fue nombrado Secretario de la Segunda Cancillería encargada de los Asuntos Exteriores y de la Guerra de la ciudad, cargo que ocupó hasta 1512 y que lo llevó a realizar importantes misiones diplomáticas ante el rey de Francia, el emperador Maximiliano I y Cesare Borgia, entre otros.



Su actividad diplomática desempeñó un papel decisivo en la formación de su pensamiento político, centrado en el funcionamiento del Estado y en la psicología de sus gobernantes. Su principal objetivo político fue preservar la soberanía de Florencia, siempre amenazada por las grandes potencias europeas y para conseguirlo, creó la milicia nacional en 1505.

A su retorno de Francia fue enviado varias veces a la corte de Cesare Borgia, hijo del papa Alejandro VI. Intentó sin éxito propiciar el acercamiento de posiciones entre Luis XII de Francia y el papa Julio II, cuyo enfrentamiento terminó con la derrota de los franceses y el regreso de los Médicis a Florencia (1512).
Como consecuencia de este giro político, Machiavelli cayó en desgracia, fue acusado de traición, encarcelado y levemente torturado (1513). Tras recuperar la libertad se retiró a una casa de su propiedad en las afueras de Florencia, donde emprendió la redacción de sus obras, entre ellas la más popular, “El Príncipe” (Il principe), en la que describió – en buena parte – la actitud implacable, ambiciosa y astuta de Borgia. Este libro que terminó en 1513, fue dedicado a Lorenzo de Médici, y sólo fue publicado después de su muerte.

La obra de Niccollò Machiavelli ingresa por igual en los terrenos de la política y la literatura siendo considerado como el fundador ideológico del Estado moderno. Sus textos políticos e históricos son también un reflejo de su experiencia diplomática al servicio de Florencia como en “Descripción de las cosas de Alemania” (Ritrato delle cose della Alemagna-1503). En los “Discursos sobre la primera década de Tito Livio” (Discorsi sopra la prima deca di Tito Livio, 1512-1519) esbozó, anticipándose a Vico, la teoría cíclica de la historia: la monarquía tiende a la tiranía, la aristocracia se transforma en oligarquía y la democracia en anarquía, lo que lleva de nuevo a la monarquía. En el "El arte de la guerra" (1521) incluye temas como el ciudadano soldado y las relaciones entre la política y la guerra.

Entre otros, también es autor de: “Descripción del método usado por el Duque Valentino para asesinar a Vientelozzo Vitelli, Oliverotto da Fermo y otros” (1503), “comentarios en el incremento de dinero” (1503), “Método para tratar las rebelión de Valdichiana” (1503), “Carácter nacional francés” (1503), “Discurso sobre Alemania y el Emperador” (1508), “Descripción de los asuntos franceses” (1512-1513), "La vida de Castruccio Castracani de Luca" (1520), "Historia de Florencia" (1520-1525), "Las decenales" (1506-1509), "El asno de oro" (1517), la comedia "La mandrágora" (1520), retrato satírico de la sociedad florentina.

POLITICA Y MORALIDAD
Sin duda, “El Príncipe” constituye la obra más conocida de Machiavelli, en la que examina importantes asuntos políticos y filosóficos, tales como: la naturaleza del hombre y su libre albedrío, la importancia de las virtudes individuales, el rol del azar en los asuntos humanos y los atributos morales del nuevo Príncipe visualizando sus objetivos.

Sin embargo para entender correctamente la teoría política de Machiavelli no se debe quedar en la mera crítica de los capítulos VII, VIII, XV y XVIII de “El Príncipe”. Tal vez ese sea el motivo para que muchos equivocadamente señalen que su ideología separa la moralidad de la política o que discute la mecánica del mal, cuando en realidad, él no respalda la comisión generalizada de tales actitudes.
Por eso, Peter Bondanella y Mark Musa recomiendan leer las propias palabras de Machiavelli antes que aceptar la interpretación de otros, teniendo cuidado especialmente en observar la fórmula que erróneamente se le atribuye:”el fin justifica los medios”. Esta sentencia es una pésima interpretación de la parte final de una oración en la que señala que: “El hombre en general juzga más por sus ojos que por sus manos; muchos pueden ver pero pocos pueden sentir. Todos ven lo que pareces ser, pocos perciben lo que eres, y esos pocos no se atreven a contradecir la opinión de los muchos que tienen la majestad del estado; por eso en las acciones de todos los hombres, especialmente de los príncipes, donde no hay un árbitro imparcial, se debe considerar el resultado final”(si guarda al fine).
Machiavelli nunca justificó el empleo deliberado de los medios para fines políticos y nunca separó completamente la política de la moralidad, algo también mal entendido cuando hace referencia a las palabras de Agátocles, el Tirano de Siracusa. ”No se puede llamar habilidad cuando se asesina ciudadanos, se traiciona amigos, no se tiene fe, piedad ni religión; con estos medios uno puede obtener poder, pero no gloria”

Tampoco es cierto que Machiavelli defienda exclusivamente el autoritarismo de “El Príncipe”; por eso es necesario leer “Los Discursos”. El primer tratado fue escrito para dar solución a una específica crisis en un tiempo determinado. En cambio, la segunda obra refleja la predilección del autor por la vida republicana.
Considerar la teoría política de Machiavelli por la exclusiva lectura de “El Príncipe”, sólo contribuye a desconocer la real magnitud de la obra y pensamiento de este humanista, que abarca el estudio de la naturaleza de la política, el conflicto social, la naturaleza humana, la corrupción, el valor didáctico de la historia y la relación entre la vida de civiles y militares, todo lo cual se encuentra expresado principalmente en secciones de: “Los Discursos”, “El arte de la guerra”, “La vida de Catruccio Castracani” y en “La historia de Florencia”.

LA NATURALEZA HUMANA
El “error” de Machiavelli, tal vez fue decir la verdad de las cosas. Esa verdad que duele, esa verdad que a veces choca con gente que ostenta el poder o que agrede a quienes tienen “amigos” con influencia o que también “afecta” a un sistema que actúa a espaldas de los principios de la sociedad o de las instituciones; esa verdad que aún hoy, muchos tratan de ocultar por temor a verse reflejados o porque tal verdad finalmente afecta intereses personales.

Las observaciones de Machiavelli le llevaron a definir al hombre como un animal egoísta dominado por el deseo insaciable de lo material y guiado por el principio del propio interés y que sólo puede ser confiable en tanto sienta temor: “De los hombres, generalmente uno puede decir que son desagradecidos, inconstantes, falsos, tramposos, ávidos de ganancias……dudan menos en dañar a alguien que aman que a otro al cual temen…..porque el amor lo rompen cuando el interés personal está de por medio, en cambio el temor a las represalias que puedan recibir, hará que nunca abandonen (a quien tiene el poder)”.

Más aún, la naturaleza del hombre es tal que nunca cambia o evoluciona con el paso del tiempo, pues permanece constante e inmutable. Esta pesimista aseveración de la naturaleza humana nos lleva, paradójicamente, a una positiva y optimista evaluación de las posibilidades humanas a través de la historia.

El énfasis que pone en la constante naturaleza humana, lo lleva a dos importantes conclusiones: Primero, que el pasado, con la reserva histórica de modelos y guías, llevó al desarrollo del renacimiento. Segundo, y tal vez lo más importante lo guió a una identificación de la política con el conflicto y a una creencia más original que el conflicto social de cierta clase era una fuerza positiva dentro de la organización política.

Esta apreciación lo condujo a examinar profundamente los problemas interrelacionados y subordinados de la corrupción política, los partidos y las conspiraciones; verdades que reveladas en nuestros días también podrían tornarse en pecados capitales y podrían generar el desprestigio de quienes las expongan, en tanto se afecte a personas influyentes.

OTRAS VERDADES UNIVERSALES
Machiavelli puso énfasis en reconocer el ejemplo didáctico de las culturas antiguas y sostuvo – a diferencia de otros políticos teóricos – que el discurrir de la historia no es mono-linear o que va en una sola dirección. Más bien, que es cíclica, pues ubica en el pasado al standard de la excelencia y sostiene que el presente debe intentar acercarse al la excelencia del pasado; por lo que la única dirección positiva para el cambio político, es volver al pasado, a los inicios, o mejor dicho al renacimiento, a la regeneración, a la renovación, lo cual nos brinda la oportunidad de corregir los errores de ayer.

En los trabajos de Machiavelli, la actividad política está caracterizada por el movimiento, el conflicto y el cambio violento, más que por la inacción, la cooperación y la rígida estructura social, lo cual se origina principalmente porque no existe tesoro suficiente que pueda satisfacer el desbordante deseo humano de obtener más riqueza.

Cuando esta agresiva característica del ser humano se combina con la severa restricción de recursos, el conflicto es inevitable. Y este conflicto no fue visto como cosa anormal pero tampoco constituyó el objetivo de la teoría política definida como la búsqueda de un cuerpo político que busque eliminar la lucha social

En la visión de Machiavelli, el resultado de un conflicto armado (entre naciones) frecuentemente determinará al más hábil y más versátil gobernante. Tuvo muy poca simpatía por los gobiernos que no se defienden con resolución o que no tengan la visión estratégica suficiente para la prevención de los acontecimientos. Por eso dentro de su teoría política, los asuntos militares relativos a la defensa y la seguridad tuvieron un papel preponderante, como lo trasluce cuando señala que “Las buenas instituciones sin el respaldo militar corren la misma suerte de desorden como los cuartos de un lujoso y esplendoroso palacio real, adornado con joyas y oro, pero que carece de un techo y no tenga nada que lo proteja de la lluvia”

La corrupción en la sociedad fue un asunto que trató con especial atención, pues la veía como el principal obstáculo para desarrollar las instituciones y con ellas al ordini (la estabilidad y estado de derecho) de la república. Describió diversas fuentes de corrupción. Una de ellas la falta de sentido de la religión: En la antigua Roma la religión fue un instrumentum regni, un medio de control político, pero la fe cristiana –de acuerdo a Machiavelli - además de glorificar la humildad más que el coraje, permitió la corrupción moral de su iglesia que se dedicó a la búsqueda del poder secular, lo cual impidió que actúe como árbitro moral de los ciudadanos italianos.

Otra fuente de corrupción es la excesiva concentración de riqueza y de poder, o de ambos, en las manos de una sola persona o de unos pocos individuos, lo que a su vez conduce a la descomposición de la sociedad cuando los ciudadanos hastiados de la conducta de sus “líderes”, obran también en conductas corruptas, peor aún cuando los partidos políticos, se dedican exclusivamente a los intereses partidarios olvidándose de las necesidades del pueblo.

Las intrigas y conspiraciones por el ansia del poder, una verdad que tampoco es ajena a nuestra realidad, fue descrita por Machiavelli, tanto en los “Discursos” y en la “Historia de Florencia” como en la “Vida de Castruccio Castracani”. No justificó la dictadura, la observó como una amenaza a las instituciones republicanas y a la libertad, particularmente si el dictador tiene poderes ilimitados al punto de modificar el ordini del Estado y pretende perennizarse en el cargo.

MACHIAVELLI DEL SIGLO IXX A NUESTROS DIAS
A pesar de las críticas a Machiavelli, que confunden la descripción y estudio de sus observaciones con su pensamiento político, es recién a partir del siglo XVIII que se trata de hacer la distinción correcta de su obra, algo muy difícil de lograr cuando en la confusión incurrieron personajes como el Cardenal Reginald Pole, el teólogo francés Innocent Gantillet, Federico el Grande, y famosos dramaturgos isabelinos como Marlowe y Shakespeare.

Machiavelli, también es considerado como el primer científico de la política, comparando su método con el empleado por Galileo para el estudio de las ciencias físicas. Recibió el aprecio de figuras políticas de pensamientos antagónicos, como el fascista Benito Mussolini y su claro opositor Antonio Gramsci. Su teoría elitista fue continuada por Robert Michels, Vilfredo Pareto y Gaetano Mosca.

Como la figura mitológica de Proteus, las críticas realizadas a Machiavelli tienen la particularidad de tener innumerables variantes. En el debate realizado desde la primera aparición de sus obras, las opiniones expresadas comúnmente revelan los prejuicios de cada era, es por eso que el filósofo italiano Benedetto Croce, señaló que las verdades que Machiavelli puso sobre el tapete son asuntos que probablemente nunca podrán ser resueltos.

Sin embargo, si la verdadera prueba de un clásico reside en servir como espejo para las futuras generaciones en vez de proveer respuestas a múltiples interrogantes, la obra de Machiavelli continuará fascinando a los lectores de nuestros días que, como aquellos de los últimos 480 años, tal vez pueden descubrirse o descubrir a sus líderes en las verdades que escribió.

En sociedades como la nuestra, probablemente seguirán existiendo individuos que “les importe un pepino” a quien atropellan para conseguir sus fines. Seguirán habiendo personas que estando en el poder o cercanas a él, tratarán de alterar el ordini de sus instituciones, para obtener posiciones o ventajas personales. Existirán también “lideres” que por conseguir la gloria personal, irrumpan también la normatividad establecida, y que cuente para ello con el silencio permisible o el corrupto aliento de quienes lo acompañan, por el solo temor de ser expulsados de ese entorno que les es beneficioso.

Así como ellos, también existirán otros Machiavellis que, en el cumplimiento de sus obligaciones, los pondrán al descubierto con el único afán de respetar el orden, el progreso, la institucionalidad y principalmente la verdad. Probablemente, cuando estos Machiavellis de hoy, revelen los hechos tal cual son, quienes se sientan afectados buscarán todos los medios para difamarlos al extremo máximo; y solamente Dios, el tiempo y los hombres de buena voluntad podrán aclarar las malas interpretaciones, reconociéndoles finalmente el valor de su lealtad y honestidad.

Nuestras instituciones y nuestra sociedad, requieren de más Machiavellis, que puedan aconsejar con la verdad y no con palabras que el “dirigente” de turno quiera oír. Exclusivamente así, lograremos encaminarnos hacia el ordini y la justicia que todos deseamos y merecemos, lo cual finalmente permitirá alcanzar el desarrollo tan ansiado por nuestro pueblo.
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BIBILIOGRAFÍA

1. Christian Detmold, “The historical, political and diplomatic Works of Niccollò Machiavelli” 1882

2. Durham, Duke University Press, “Machiavelli: The chief works and others”, 1965

3. Peter Bondanella y Mark Musa, “The portable Machiavelli”, 1978

4. Peter Paret, Gordon Craig, Felix Gilbert, “Makers of modern strategy: From Machiavelli to the nuclear age”, 1986

domingo, 31 de enero de 2010

FOMENTANDO LA CONFIANZA EN TIEMPO DE CRISIS

La búsqueda de la paz, tan necesaria para poder avanzar en el desarrollo de nuestros pueblos, ha sido siempre un terco deseo de la humanidad. Lamentablemente, las necesidades, los intereses y las ambiciones -tanto de gobernantes como gobernados- han marcado múltiples pausas en este utópico anhelo de vivir en un ambiente de tranquilidad, seguridad y libre de conflictos.

Es bueno destacar, que a pesar de conocer las limitaciones humanas, condiciones que probablemente persistirán hasta el final de nuestra existencia, el deseo de un soldado, entrenado, experimentado y preparado para ejercer la violencia en el lugar y el momento adecuado en defensa de la soberanía y seguridad nacional no es antitético a estos postulados, lo cual no es nada nuevo, sólo basta recordar al gran Niccolò di Bernardo Machiavelli en su tratado “El arte de la guerra” cuando lanza la interrogante: “¿En quien habrá más amor por la paz que aquel que solamente puede ser dañado en la guerra?”

En el apogeo del perfeccionamiento profesional del militar está por cierto la fase de la estrategia nacional, la gran estrategia, la vinculada en la comprensión, organización, coordinación del enmarañado de la política nacional, aquella que comprende la Seguridad y la Defensa Nacional, tan fundamental para que el país continúe como tal, aquella en que los instrumentos del poder y potencial nacional se combinan inteligentemente y que debe traducirse en un adecuado empleo del “smart power” , para lo cual es necesario conocer otros elementos que permitirán conjugar nuestras apreciaciones en provecho de la gran estrategia.

Por esta razón, el presente artículo tiene por finalidad hacer relieve de la importancia en aplicar hábilmente las medidas de fomento de la confianza y seguridad (MFCS) que se promueve en la región, articulándolas dentro de la estrategia de seguridad nacional.

ANTECEDENTES

En el Capítulo I de la Carta de las Naciones Unidas en que se consagran los propósitos y principios de la organización, se explica que para mantener la paz y la seguridad internacionales, se deben tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar las amenazas a ella; siendo también un propósito de la ONU “fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otros medidas adecuadas para fortalecer la paz universal”

A lo largo de diversas resoluciones aprobadas por la Asamblea General (AG) de este organismo internacional, se destaca la contribución al mejoramiento de la situación global de la paz y la seguridad internacionales, a partir de las medidas del fomento de la confianza en la esfera de las armas convencionales adoptadas por iniciativa de los Estados interesados y con el acuerdo de la AG.

Por su lado, la Organización de Estados Americanos (OEA) reconoce que la paz no es meramente la ausencia de guerra, sino que también comprende la interdependencia y la cooperación para fomentar el desarrollo económico y social y que – además - el desarme, el control y la limitación de armamentos, los derechos humanos, el fortalecimiento de las instituciones democráticas, la protección del medio ambiente y el mejoramiento de la calidad de vida de todos, son elementos indispensables para el establecimiento de sociedades democráticas, pacíficas y más seguras. En ese contexto, no cabe duda que para fortalecer la paz, la confianza y la seguridad de la región es necesario y oportuno continuar el diálogo en esa misma dirección.

Las MFCS pueden haberse originado en la historia universal, al término del primer enfrentamiento bélico de la humanidad, en que se comprendió que sólo estableciéndose acuerdos, tratados y otros mecanismos para mantener la paz, dos naciones dejan de ser enemigos. En América Latina se dieron pasos iniciales con este fin, mediante la creación de la Junta Interamericana de Defensa y la firma de tratados, como el Interamericano de asistencia recíproca, el americano de soluciones pacíficas y el de Tlatelolco, para la proscripción de armas nucleares.
También es reconocido, en el ámbito regional, que la Declaración de Ayacucho del año 1974 expresó la voluntad política para el fomento de dichas medidas, toda vez que tuvo el fin de "crear las condiciones que permitan la efectiva limitación de armamentos y pongan fin a su adquisición con fines bélicos ofensivos para dedicar todos los recursos posibles para el desarrollo económico y social de América Latina".

Es sin embargo aceptado, que el mayor hito de las negociaciones y adopción de medidas de fomento y confianza – a nivel mundial -se dio en Helsinki, en el marco de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) que, en 1975, incluyó en su acta final el concepto de “promover la confianza”. Las medidas adoptadas allí tuvieron especial énfasis en las de carácter militar, considerándose algunas otras relativas a la economía, la ciencia y tecnología, así como a aspectos de carácter humanitario.

DEFINICIONES

No hay una definición oficial establecida, sin embargo muchos estudiosos validan las expresiones del Embajador Hugo Palma - connotado diplomático nacional, precursor y especialista en estos temas – quien define a las MFCS como "una serie de tratados, gestiones políticas, decisiones unilaterales, compromisos, etc., que han tenido como objetivo directo o indirecto el fomentar la confianza. Desde ese punto de vista, cualquier arreglo satisfactorio, entendimiento alcanzado sin presiones, acuerdo de desarme o limitación de armamentos, etc., cumpliría una función de fomentar la confianza”

Lo más actual en cuanto a descripciones y definiciones han sido expresadas con la firma de las Declaraciones de Santiago de noviembre de 1995, la de San Salvador de abril de 1998 y el Consenso de Miami de 2003 complementada por lo aprobado por la Comisión de Seguridad hemisférica en enero de 2009.
En la primera de ellas se estableció que “la adopción de medidas de fomento de la confianza y de la seguridad constituye una contribución importante a la transparencia, el entendimiento mutuo y la seguridad regional, así como al logro de los objetivos del desarrollo, incluidos la superación de la pobreza y la protección del medio ambiente. El desarrollo económico, social y cultural está indisolublemente asociado con la paz y la seguridad internacionales”.
Asimismo, se aceptó que para el desarrollo de las medidas de fomento de la confianza y seguridad en la región y consecuentemente la convivencia pacífica en ella, se requiere ser consecuente con los términos de las Cartas de la OEA y de las Naciones Unidas, particularmente en lo relacionado a:
- Respeto al derecho internacional
- Fiel cumplimiento de los tratados
- Solución pacífica de controversias
- Respeto a la soberanía de los estados y a la no intervención
- Prohibición del uso o amenaza del uso de la fuerza y de la seguridad en el hemisferio

En el Consenso de Miami se estableció la clasificación de las MFCS de la siguiente forma:

- Medidas diplomáticas y políticas
- Medidas educativas y culturales
- Medidas militares: Relacionadas a despliegue de fuerzas armadas intercambio de información, intercambio de personal, comunicaciones, contactos, capacitación y educación y de verificación
- Otras medidas: Relativas a terrorismo, tráfico ilícito de drogas, de sustancias químicas, personas e ilícito de armas. También delincuencia organizada transnacional, corrupción, lavado de dinero, seguridad en el transporte, protección de la infraestructura crítica, lucha contra el contrabando, mitigación de los desastres naturales, medio ambiente y las relacionadas con la salud especialmente el VHS/SIDA.

Existen algunas personas que han tratado de introducir la clasificación por generaciones (de la primera a la tercera) lo cual ha sido una posición chilena, expuesta por el representante de ese país en el tercer foro sobre MFCS realizado en Washington en abril de 2008 y que no tuvo mayor eco.

APLICACIÓN DE LAS MFCS EN EL PERÚ

Nuestra Representación Permanente ante la Organización de los Estados Americanos con sede en Washington DC anualmente tiene la responsabilidad de presentar ante la Comisión de Seguridad Hemisférica de dicho organismo la lista consolidada de medidas de fomento de confianza y seguridad, cuya última actualización puede ser extractada de http://scm.oas.org/pdfs/2009/CP22709.pdf

De la lectura y análisis de esta lista podemos observar que, a pesar de la necesidad de convergir esfuerzos para dar las señales diplomáticas adecuadas en la comunidad internacional, no se ha realizado el mejor esfuerzo para impulsar la aplicación de este tipo de medidas, particularmente por algunos sectores del Estado, que tal vez olvidan que la Seguridad y Defensa Nacional es una tarea que compete a todos los peruanos. En este aspecto no se puede dejar de resaltar, el interés y dedicación desplegada por nuestros funcionarios diplomáticos para conseguir la mayor información del tema y poder cumplir con la entrega de la mencionada lista.

Para algunos estudiosos nacionales interesados en el tema así como para muchos ciudadanos, poco entendidos en la materia - que observan el énfasis de las cumbres militares, traducidas en reuniones con homólogos de los países vecinos – creen que estas actividades destinadas para la previsión, coordinación y aplicación de las medidas de fomento de la confianza y seguridad son una pérdida de tiempo, que además conlleva la distracción de fondos del erario; lo cual es una concepción totalmente errada, pues en el ámbito de las relaciones internacionales, las acciones que demuestren voluntad política y coherencia con los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas son muy saludables para la convivencia pacífica entre las naciones.

Debemos impulsar por tanto, que las medidas de fomento de la confianza y seguridad son acciones que buscan una vinculación de reciprocidad, no necesariamente equivalente, pero sí paralela en el tiempo, buscando alcanzar progresividad y compromiso recíproco. En este sentido, las MFCS no son sólo "declaraciones" o "compromisos" sino que son "acciones" efectivas susceptibles de ser evaluadas y verificadas.

Con el fin de vivir en paz entre nuestra naciones, es necesario tener la mejor predisposición para evitar cualquier conflagración bélica, que sólo puede traernos como consecuencia el freno al progreso y desarrollo de nuestros pueblos, lo cual sin duda, no debe confundirse con los ilusos llamados para limitar las capacidades de nuestras Fuerzas Armadas, pues como lo dijera Federico el Grande, “la diplomacia sin armas es como la música sin instrumentos”.

CONSIDERACIONES BASICAS

En los últimos meses, con motivo de nuestra denuncia ante el Tribunal de la Haya, hemos vivido – y continuaremos experimentando - momentos de tensión provocados por declaraciones de políticos y personalidades sureñas que probablemente tenganla finalidad de generar reacciones para crear en la opinión pública mundial la percepción que somos un país beligerante, que no respeta el orden internacional. Por tal razón, es imperiosa la aplicación de procedimientos efectivos para evitar que repentinamente se produzcan acciones que afecten los logros alcanzados por las MFCS las cuales hemos desarrollado con el fin de alejarnos de cualquier clima de confrontación.

En primer término, las autoridades nacionales deben tomar conciencia que la entidad encargada del manejo de nuestra política exterior se encuentra en Torre Tagle, a la cual- inclusive - las más altas personalidades gubernamentales deben consultar antes de emitir alguna declaración referida particularmente al tratamiento con los países cuyos intereses nacionales colisionan con los nuestros.

No se debe tratar de aprovechar de tal coyuntura, para ganar audiencia o réditos políticos visualizando, tal vez, las elecciones futuras o los intereses particulares de horizonte. Se trata de nuestra Patria, del país que dejaremos a nuestros hijos y nietos, por lo que se requiere tener la madurez política adecuada, para no tirar por la borda los esfuerzos que se realizan a fin de coadyuvar con el desarrollo y la paz que todos anhelamos. La búsqueda de unidad de criterio para la respuesta oportuna e inteligente tampoco significa la promoción de una actitud timorata, ni mucho menos la pérdida de nuestra dignidad nacional: significa disponer de habilidad política en provecho de nuestros intereses nacionales.

Esta toma de conciencia, debe ser también extensiva a la ciudadanía en general para lo cual los medios de información juegan un importante papel, de manera tal de realizar la mejor difusión empleando las diversas facilidades que la tecnología hoy nos ofrece. Esta premisa lanza de inmediato el cuestionamiento a un sector de nuestra prensa nacional, pues sabemos que algunos convierten a la noble profesión en el vil oficio, interesándose únicamente en las primeras planas y el rating, destacando inoportunamente los yerros de nuestros políticos cuando salen a contestar a las provocaciones de los adversarios de nuestra Nación.

En consecuencia, se hace imprescindible educar también a los medios de comunicación – obviamente manteniendo como norma básica la libertad de opinión e información – para que recuerden aquella marcha que otrora entonaran los estudiantes de la pre-militar: “Antes que todo el Perú”. De esta manera la sociedad en su conjunto internalizará lo que nos conviene como país y finalmente podrá alcanzarse aquella identidad nacional, que solamente aflora cuando la desgracia nos alcanza o cuando el entusiasmo es rebasado por un partido de fútbol en que gane nuestra selección nacional.

Sabemos que las medidas de fomento de la confianza y seguridad tienen un espectro similar a los instrumentos del poder nacional y por lo tanto van ligadas a toda actividad nacional. Van por “cuerdas separadas” pero finalmente visualizan el mismo fin. Y al igual que nuestra política exterior, deben continuar así y por ningún motivo se debe perder tal dirección, pues la Patria así nos lo exige. En consecuencia es imprescindible poner énfasis a las posibles repercusiones que pudieran darse en el ámbito de la comunidad internacional.

La actitud nacional debe ser tal que, a pesar de las provocaciones que nuestros adversarios puedan efectuar, mantengamos la ecuanimidad y sigamos aplicando las MFCS a las que nos hemos comprometido con anterioridad, sólo así nuestra palabra será reconocida por la comunidad internacional.