miércoles, 18 de mayo de 2011

ROMPER LA INDOLENCIA, GRAN NECESIDAD PARA EL DESARROLLO NACIONAL

A pesar que la primera estrofa de nuestro himno patrio nos exige por más de 189 años “la indolencia de esclavo sacude, la humillada cerviz levantó”, pareciera que la idiosincrasia de nuestro pueblo no ha podido superar este tipo de actitud conformista que finalmente no ha permitido que nuestra sociedad, en materia de responsabilidad política, se desarrolle al compás de la modernidad y la globalización imperante.

Y al mencionar la responsabilidad política, necesariamente no me refiero a la que coyunturalmente es el tema mediático. Responsabilidad política tenemos también en todo tipo de organización a la que por alguna situación particular un ciudadano pertenece. Puede darse, desde el comité de aula de un hijo, en el club deportivo, en la asociación de egresado de la universidad, etc; en cualquiera de ellas que alguna vez hayamos escuchado frases como: “no, no puedo participar”, “tengo otras ocupaciones que impiden que asista”, “no puedo ir, pero estoy de acuerdo con la mayoría”.

La verdad es que de manera general, a mucha gente no le gusta participar: es una actitud de facilismo. No participo, pero reniego cuando las cosas no salen como uno quisiera y hablo en petit comitè, pareciera ser el común denominador en nuestra sociedad, que se complementa con el “que vamos a hacer”, “así será”, “paciencia, ya mejorarán las cosas”, entrando al conformismo, que no es otra cosa que la indolencia de esclavo que nos resistimos a erradicar.

La actual campaña electoral, es un claro reflejo de nuestra realidad: el 51.54 % de la población electoral que asistió a las urnas el pasado mes de abril, no votó por ninguno de los candidatos que van a la definición por la Presidencia de la República, en la segunda vuelta. En otras palabras, la mayoría no estaba de acuerdo con sus planteamientos, sus propuestas, su personalidad, lo que quiera que sea: no lo quería para ocupar el cargo de mayor investidura nacional.

Claro, muchos de ellos se lamentan de esta situación. Pero ¿Cuánto hicieron para evitar que se produzca esta repetición en nuestra historia reciente? Poquísimos habrán tratado de participar en la promoción o mejoramiento de un partido político. Ni siquiera los que integran los llamados partidos tradicionales, lo hicieron adecuadamente, pues de lo contrario hubieran tenido un mejor resultado en los comicios.

Aunque se han dado algunas muestras de mayor participación en la parte final de la campaña por la primera vuelta electoral, probablemente la inercia, luego de los resultados finales, retornará para seguir escuchando las clásicas frases de disconformidad por el gobierno elegido.

Mientras que los peruanos no nos decidamos a participar adecuadamente, esta será siempre nuestra triste historia. Si queremos de verdad lograr el desarrollo nacional, es imprescindible que las organizaciones políticas trabajen en su organización y planeamiento para formular propuestas serias, con sustento real y factibles de ejecutarse. Nunca se lograrán si usted, que es interesado en tener una mejor vida en el país no participa. Hable, opine, escriba, comente por los canales adecuados, piense que si usted no proporciona una posible solución, simplemente formará parte del problema.

domingo, 15 de mayo de 2011

PUBLICACIONES MILITARES: COLOCANDO LA MANO EN LA HERIDA

PUBLICADO EN LA REVISTA COMANDO EN ACCION EDICION ABRIL JUNIO 2011

“La prensa no sólo es el arma más poderosa contra la tiranía y el despotismo, sino el instrumento más eficaz y más activo del progreso y de la civilización.”
“No escribas como periodista, lo que no puedas sostener como hombre”


Francisco Zarco

“Algunos hombres han entrado encubiertamente……… hombres impíos que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios….estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho”

Epístola Universal de San Judas Apóstol


Cuando el 9 de diciembre de 1824 convergieron en las Pampas de la Quinua, peruanos, venezolanos, colombianos, ecuatorianos, bolivianos, chilenos, argentinos, mexicanos y aún españoles, para luchar y vencer al enemigo realista, lo hicieron convencidos que unicamente uniendo sus fuerzas y sus voluntades podrían, no solamente conseguir la libertad del Perú, sino también la de todos los pueblos sudamericanos que estuvieron bajo el dominio de la corona española, por mas de dos siglos.

Y así, luego de esta gran gesta, instituida por su magnitud como el día del Ejército del Perú, las naciones americanas del hemisferio sur, coronando con gloria su admirable constancia, pudieron dar inicio a la construcción de sus respectivas repúblicas. Un gran honor – léase como distinción que nos hace sentir enaltecidos- para los soldados del Perú, pues en ese campo de batalla se derramó la sangre de epónimos hombres que supieron ser consecuentes con sus ideales y con el cumplimiento del deber; pues lograron comprender también, que la unidad de esfuerzos era indispensable para alcanzar un objetivo común, el cual hubiera sido imposible de lograr actuando en forma separada.

Al igual que todos los pueblos que pudieron obtener su libertad, el Perú se empezó a formalizar como república, mediante la emisión de una ley fundamental para normar y regular el funcionamiento del estado, la cual fue preparada por el primer Congreso Constituyente con la finalidad de “afianzar la libertad y promover la felicidad” de los peruanos, destacando el equilibrio entre los poderes del estado, al señalarse en el Artº 29 que “ninguno de los tres Poderes podrá ejercer jamás ninguna de las atribuciones de los otros dos”, importante concepto para desarrollar al país observando los intereses nacionales, noción que continúa vigente, pues la Constitución de 1993 estableció que el estado es uno e indivisible y que su gobierno se organiza según el principio de la separación de poderes. ”De esta forma se evita la tiranía, que consiste en el ejercicio exclusivo - y en la inmensa mayoría de los casos acompañado de abusos – por parte de una persona o un grupo de personas”

La formación de la República del Perú, como la de todos los países, no pudo estar ajena a la creación de organizaciones fundamentales e instituciones que contribuyeron con su desarrollo y que con el tiempo fueron traspasando la sociedad política, manteniendo entre ellas una característica homogénea: todas fueron creadas y son reguladas - para su mantener su vigencia - por criterios, políticas, normas y reglas que visan conseguir sus propios fines y objetivos. El respeto a estas pautas, crea el concepto de institucionalidad.

LOS MEDIOS DE INFORMACIÓN EN LA SOCIEDAD PERUANA

A partir de la estructura organizativa que normó la Constitución Política del Estado se fueron formando las instituciones gubernamentales, estableciendo el gran engranaje destinado a hacer marchar el aparato estatal, que en nuestros días continúa persiguiendo la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad. La creación de organizaciones, asociaciones, clubes, partidos políticos, etc complementaron la formación de la sociedad peruana, siendo los diarios y las revistas las que más colaboraron con la difusión de las ideas, hechos y actividades que se desarrollaron en nuestra colectividad.

Los medios de información en el Perú se empezaron a publicar antes de la república. El primer periódico de Lima fue la "Gaceta de Lima", que apareció en 1715 editando mensualmente noticias de Europa y América. Es en 1790 que aparece el primer diario, bajo el nombre de "Diario Curioso, Erudito, Económico y Comercial", publicado por Jaime Bausate y Mesa siguiéndole, el 2 de enero de 1791, el “Mercurio Peruano”, órgano bisemanal de la Sociedad Amantes del País, que cumpliera un papel decisivo como expresión de la naciente conciencia nacional peruana.

A lo largo de la vida republicana muchos periódicos y revistas han aparecido aportando su influencia en el desarrollo nacional. Entre los más antiguos e importantes podemos mencionar a "El Comercio" (1839) y "La Prensa" (1903-1984). En nuestros días existen unos 92 diarios, de los cuales hay 31 en Lima y Callao; seguidos de Ancash con 8, La Libertad con 5 y Arequipa, Ayacucho, Cusco, Huánuco, Piura y San Martín con 4 diarios.

La importancia de estos medios de expresión, se ve resaltada en la influencia que tienen sobre la opinión pública, principalmente para las decisiones trascendentales de nuestra sociedad, como en defensa del sistema democrático imperante. Una publicación bien organizada, con objetivos claros, con temas de interés para el bienestar de la colectividad, siempre logrará el propósito de colaborar con la formación de mejores ciudadanos; y estos ciudadanos - bien informados – consecuentemente tendrán la oportunidad de adoptar mejores decisiones.

Esta realidad no es ajena al ámbito de Seguridad y Defensa Nacional: Se originó en los albores de la independencia. Así tenemos que en setiembre de 1820 apareció la primera edición del “Boletín del Ejército Unido del Libertador”. Le siguieron, “El Faro Militar” en 1825, la “Revista Militar del Perú” en 1848 y luego la “Revista Militar y Naval” en 1888. Actualmente existen diversas publicaciones militares tanto en el Comando Conjunto como en las tres Instituciones Armadas, sus Grandes Unidades, así como Escuelas de Capacitación y Perfeccionamiento. Pero, con tanta diversificación de esfuerzos, debemos cuestionarnos:¿tendrán mayor influencia en nuestra sociedad?, ¿contribuirán con el cumplimiento de la misión constitucional?, ¿se fomentará el desarrollo profesional al interior de nuestras instituciones?.

LAS PUBLICACIONES MILITARES EN EL PERÚ

La mayor parte de estas publicaciones, que ahora se encuentran fácilmente en el cyberspacio, son del estilo magazine, con un fuerte ingrediente destinado a promover las actividades que realizan los comandos o la dirección de quien depende la publicación. Esto no es malo, sin embargo como todo en la vida el exceso es perjudicial; y así, tenemos revistas en las que podemos encontrar en demasía la foto del Comandante, del Jefe, del Director, perdiéndose las oportunidades sicológicas que visan objetivos institucionales.

El verdadero éxito de las revistas militares se presenta cuando trascienden a las propias instituciones armadas y logran tener tal acogida que llegan a ser motivo de consulta por otros estamentos de la sociedad, principalmente de aquellos que participan en las decisiones de orden nacional con lo que, amén de promover la consciencia de seguridad y defensa, inobjetablemente enaltecerán la imagen y la institucionalidad de las Fuerzas Armadas a las que se deben.

La persecución de este objetivo ha tenido múltiples altibajos durante nuestra historia republicana, con depresiones en el mapa estadístico que estuvieron motivados principalmente por ese antimilitarismo escondido en el subconsciente nacional, que apareciera como consecuencia del caudillismo militar del siglo XIX, y que - tampoco puede negarse - ha estado reforzado por el limitado conocimiento técnico, para ser gentil, de quienes han tenido en sus manos la capacidad de decisión que permita unificar esfuerzos conjuntos, para reorientar e impulsar la labor de las publicaciones militares, en provecho del robustecimiento de la institucionalidad y su propia imagen.

Un falso temor a incurrir en la deliberancia prohibida en nuestra carta magna, azuzado por intereses ajenos, contribuyó también a la estancación de la promoción en la publicación de ideas provenientes de personal militar, y hoy se presenta como una herida abierta a la que necesariamente debe hurgarse para que duela: El cumplimiento del deber lo exige, lo cual implica inicialmente resaltar que “lo de no-deliberante debe entenderse en sentido corporativo, buscando que las FFAA, como instituciones, tengan neutralidad política” partidaria “con todos y cada uno de sus miembros dedicados profesionalmente a la institución a la que pertenecen, en especial las altas jerarquías castrenses”.

Considerando que “individualmente, un militar, como cualquier ser humano, piensa y delibera en cada momento de su vida, respondiendo a su naturaleza humana y a su cultura¨ , no se puede dejar de explotar el pluralismo de conceptos, ideas, análisis, etc que puede obtenerse de profesionales que, por la exigencia de su carrera, por un lado tienen la oportunidad de conocer la realidad nacional en lo más profundo de su territorio y por el otro además, requieren realizar mayores estudios para alcanzar un mejor posicionamiento dentro del escalafón militar.

Si un país, una nación desperdicia tal potencial y lo soslaya haciendo una gran distincion entre sus estudiosos y sus soldados tendrá como consecuencia, como decía Tucidides, que su pensamiento sea hecho por cobardes y su defensa esté puesta en manos de cobardes; así también, una Fuerza Armada que no impulse el desarrollo del pensamiento militar, desde el ámbito técnico hasta la estrategia nacional, simplemente está condenada a convertirse en una organización de burócratas uniformados.

REFLEXIONES FINALES

Las publicaciones militares, son una potente herramienta que se desnaturalizan cuando quienes las dirigen, las orientan – equivocadamente - a ensalzar la figura del comandante, del ministro o del gobernante de turno. No sólo se incurre en oportunismo, también se afecta negativamente la institucionalidad y por último se aparta del cumplimiento del deber.

El deber, impone contribuir con el engranaje que empuje el fortalecimiento del sistema de Seguridad y Defensa Nacional. Los temores y los intereses que no persigan los objetivos que nuestras instituciones han tenido desde su creación, no deben tener lugar en las Fuerzas Armadas de Bolognesi, Grau y Quiñones. Adoptar actitudes “políticamente correctas” que incurren en inercia o incumplimiento de tareas fundamentales puede colocar a nuestras organizaciones a espalda de nuestra misión constitucional, y ello constituye la más grave amenaza contra la patria. Nada peor, que los guardianes de la democracia y del pueblo del Perú, olviden su esencia y su gran responsabilidad.

Queda en adelante, reorientar los esfuerzos, el trabajo en conjunto, profesional y patriótico, promoviendo el pensamiento militar y estratégico; tarea poco fácil cuando existen antecedentes de restricción del pensamiento que probablemente retrajo a algunos que preferían “no quemarse” exponiendo conceptos críticos o diferentes a la tendencia de quien estuviera en la cúpula del momento, dejando que el jefe escuche lo que quería escuchar, o también por temor a represalias que pudieran haber afectado sus intereses de promoción profesional.

En este propósito, importa que las direcciones de las publicaciones tengan, no solamente la libertad profesional adecuada, sino también que exista amplitud de criterio para evitar la censura de la exposición de ideas o de conceptos, jamás utilizando el pretexto que algún artículo o ensayo afecte los intereses institucionales. Es imprescindible también, que la línea editorial común no deje de visualizar nuestra responsabilidad constitucional; y que la voluntad política institucional sea constante para impulsar mayores actividades que permitan que sus profesionales incrementen el estudio, la investigación, la experimentación y por cierto la exposición de ideas, que reflejen la innovación del pensamiento estratégico nacional, para coadyuvar a que nuestras publicaciones crucen las fronteras institucionales, y que finalmente la preocupación de nuestros editores y directores sea, en adelante, la necesidad de mayor periodicidad que la mensual, por la riqueza de la producción de sus colaboradores.