A pesar que la primera estrofa de nuestro himno patrio nos exige por más de 189 años “la indolencia de esclavo sacude, la humillada cerviz levantó”, pareciera que la idiosincrasia de nuestro pueblo no ha podido superar este tipo de actitud conformista que finalmente no ha permitido que nuestra sociedad, en materia de responsabilidad política, se desarrolle al compás de la modernidad y la globalización imperante.
Y al mencionar la responsabilidad política, necesariamente no me refiero a la que coyunturalmente es el tema mediático. Responsabilidad política tenemos también en todo tipo de organización a la que por alguna situación particular un ciudadano pertenece. Puede darse, desde el comité de aula de un hijo, en el club deportivo, en la asociación de egresado de la universidad, etc; en cualquiera de ellas que alguna vez hayamos escuchado frases como: “no, no puedo participar”, “tengo otras ocupaciones que impiden que asista”, “no puedo ir, pero estoy de acuerdo con la mayoría”.
La verdad es que de manera general, a mucha gente no le gusta participar: es una actitud de facilismo. No participo, pero reniego cuando las cosas no salen como uno quisiera y hablo en petit comitè, pareciera ser el común denominador en nuestra sociedad, que se complementa con el “que vamos a hacer”, “así será”, “paciencia, ya mejorarán las cosas”, entrando al conformismo, que no es otra cosa que la indolencia de esclavo que nos resistimos a erradicar.
La actual campaña electoral, es un claro reflejo de nuestra realidad: el 51.54 % de la población electoral que asistió a las urnas el pasado mes de abril, no votó por ninguno de los candidatos que van a la definición por la Presidencia de la República, en la segunda vuelta. En otras palabras, la mayoría no estaba de acuerdo con sus planteamientos, sus propuestas, su personalidad, lo que quiera que sea: no lo quería para ocupar el cargo de mayor investidura nacional.
Claro, muchos de ellos se lamentan de esta situación. Pero ¿Cuánto hicieron para evitar que se produzca esta repetición en nuestra historia reciente? Poquísimos habrán tratado de participar en la promoción o mejoramiento de un partido político. Ni siquiera los que integran los llamados partidos tradicionales, lo hicieron adecuadamente, pues de lo contrario hubieran tenido un mejor resultado en los comicios.
Aunque se han dado algunas muestras de mayor participación en la parte final de la campaña por la primera vuelta electoral, probablemente la inercia, luego de los resultados finales, retornará para seguir escuchando las clásicas frases de disconformidad por el gobierno elegido.
Mientras que los peruanos no nos decidamos a participar adecuadamente, esta será siempre nuestra triste historia. Si queremos de verdad lograr el desarrollo nacional, es imprescindible que las organizaciones políticas trabajen en su organización y planeamiento para formular propuestas serias, con sustento real y factibles de ejecutarse. Nunca se lograrán si usted, que es interesado en tener una mejor vida en el país no participa. Hable, opine, escriba, comente por los canales adecuados, piense que si usted no proporciona una posible solución, simplemente formará parte del problema.
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