“La transformación militar es el acto de crear y apoyar una revolución en asuntos militares. Requiere desarrollar nuevas tecnologías, conceptos operacionales, y organización estructural para la conducción de la guerra en nuevas formas”[1].
Los EEUU la primera potencia mundial, que cuenta con las Fuerzas Armadas más poderosas del planeta, están llevando a cabo tal transformación para enfrentar las misiones del siglo 21, basada en la implementación de diversas y nuevas tecnologías, de las cuales tal vez la más importante constituye la tecnología de la información.
Para el Pentágono la Transformación es “Un proceso que moldea la cambiante naturaleza militar de competencia y cooperación a través de nuevas combinaciones de conceptos, capacidades, personas y organizaciones que explotan nuestras ventajas nacionales y nos protegen frente a las vulnerabilidades asimétricas para mantener nuestra posición estratégica de contribuir en la persecución de la paz y la estabilidad en el mundo”[2]
Históricamente, las revoluciones en asuntos militares tuvieron un poderoso impacto tanto en la sociedad como en las operaciones de guerra. Así tenemos que después del siglo VIII el perfeccionamiento del estribo en Europa, permitió a los guerreros a caballo dominar sus regiones y contribuir al desarrollo del estado feudal. El feudalismo a su vez fue destruido cuando en el siglo XV se introdujo la artillería, que demostró que los castillos feudales podían ser atacados exitosamente. El desarrollo de buques armados con cañones en los inicios del siglo XVI facilitó el crecimiento del colonialismo europeo. La “levée en masse” y la creación del “ejército ciudadano” de Napoleón, por su lado ayudaron a la introducción del nacionalismo moderno. A mediados del siglo XIX, el perfeccionamiento del fusil de repetición tuvo consecuencia sangrienta en los campos de batalla, estimulándose el desarrollo del combate de trincheras. En 1930, el mejoramiento en los blindados, poder marítimo y el poder aéreo devolvió la iniciativa a la ofensiva. Posteriormente, las armas nucleares acompañaron a la guerra fría, en la que por cuatro décadas las armas ofensivas más potentes fueron predominantes, sin embargo no pudieron emplearse por miedo a la represión masiva; demostrándose – con el caso de Viet Nam - que no todos los esfuerzos de combinar la nueva tecnología con los conceptos operacionales son siempre exitosos. Sin duda tal lección está siendo tomada en cuenta por los Estados Unidos en su nuevo proceso de transformación.
En el libro “Sobreviviendo al amanecer del siglo XXI”, escrito por Alvin y Heidi Toffler después de dos años de la Operación Tormenta del Desierto, se señala que las naciones hacen la guerra, de la forma que crean riqueza, y así como en las eras de la agricultura e industrial tuvieron su propio estilo, en nuestros días, la era de la información clama por un nuevo tipo de transformación militar basada en el dominio de ésta.
Para este propósito la Junta de Jefes (Comando Conjunto) de los EEUU publicó la “Visión Conjunta 2020” para guiar el cambio de las FFAA en la era de la información, visando el uso de un sistema de sistemas para concentrar fuego de largo alcance en vez de la plataforma de batalla masiva contra puntos críticos en poder del enemigo. El concepto clave comprende en ir más allá de la movilización masiva, enfatizando la velocidad y la información.
La importancia de la transformación de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos es tal que su Presidente George W. Bush, elevó su estrategia al Nivel Defensa, y repetidas veces ha enfatizado su preponderancia en el futuro de la seguridad de ese país.
Muchos investigadores estadounidenses señalan que al margen del factor económico, el proceso de transformación requiere primordialmente desarrollar una visión de cómo las nuevas tecnologías puedan beneficiar a las FFAA, basando la investigación y desarrollo de las mismas para la creación de armas, manteniendo una industria capaz de producir equipamiento, incorporando nueva tecnología, desarrollando doctrina institucional para el buen empleo de la nueva tecnología y entrenando a las tropas para el uso de sus nuevas capacidades. “Si ha de planearse una transformación, ninguno de estos pasos puede ser obviado, resaltando que para lograr un completo impacto, la transformación militar debe ser conjunta, no centrada independientemente por institutos”[3].
El Departamento de Transformación del Pentágono, agrega que este proceso no se refiere únicamente a la acción de comprar nuevo equipamiento o incorporar nueva tecnología: es todo una gestión innovadora de la cual debe participar todo el aparato estatal, y que también debe buscar el apoyo de los países aliados y amigos. Igualmente precisa que es permanente, por lo que no debe tener determinada una etapa final, ya que ello afectaría su propia finalidad; siendo entonces imprescindible mantener la iniciativa, para así anticipar la mejor manera de enfrentar a los futuros adversarios de la nación. En suma consideran que la Transformación de las FFAA constituye “un componente vital de la estrategia de seguridad nacional”.[4]
El esfuerzo de transformación estadounidense está dividido en tres grandes áreas: Al interior del Departamento de Defensa, interactuando con las demás agencias estatales y pares multinacionales, y las necesidades de cambio para combatir las guerras del futuro. La exigencia de transformación requiere ser examinada en cuatro imperativos: estrategia, tecnología, amenazas, y mitigación de riesgos. Para tal fin el Secretario de Defensa, Ronald H. Rumsfeld ha identificado cuatro pilares fundamentales: Fortalecimiento de las operaciones conjuntas, máxima explotación de las ventajas de los sistemas de inteligencia, desarrollo de conceptos y experimentación, y finalmente desarrollo continuo de las capacidades de transformación.
En nuestro ámbito nacional, a partir del año 2001 se iniciaron nuevos esfuerzos para realizar una “reforma del sector Defensa”, mediante la conformación de una Comisión para la reestructuración integral de las Fuerzas Armadas, sin embargo lejos de centrarse en el asunto estratégico relacionado al empleo de las FFAA y su coordinación con los otros instrumentos de la defensa nacional, sus recomendaciones estuvieron mucho más relacionadas a la reducción de efectivos y presupuestos, así como abundando en conceptos políticos que nada tienen que ver con las FFAA, como su "democratización'; inventando términos que no son constitucionales como, "gobierno civil", "control civil", "control democrático" [5], y que se vieron reflejados en la “creación del nuevo Ministerio de Defensa”, órgano del Poder Ejecutivo encargado de diseñar, ejecutar y supervisar la Política de Defensa y de cumplir dos roles fundamentales: Constituir un instrumento de control democrático de las fuerzas armadas, y Garantizar su apropiado funcionamiento como fuerza militar”[6].
Luego de cinco años de iniciado este esfuerzo político y militar, nos encontramos con un “Plan Estratégico de Reforma del Sector Defensa” y tres (03) Planes Estratégicos Institucionales: “Plan Bolognesi”, “Plan Grau” y “Plan Quiñónez”, que pese a no haber sido integrados ni coordinados entre sí, tienen la coincidencia de visualizar – abstraídos del contexto regional e internacional - al año 2021 como el momento en que nuestras FFAA lleguen a ser modernas y disuasivas, para hacer frente con éxito a las amenazas internas y externas.
EL CONTEXTO MUNDIAL Y REGIONAL
La llegada del siglo XXI, nos trajo consigo no solo el predominio de la “era de la información”, sino también la carestía de recursos naturales, particularmente energía (combustibles) y agua dulce, problema que estará agravado por el incremento de la población mundial y que inevitablemente conllevarán a que las guerras del siglo XXI sean por la posesión de estos recursos[7]. Así tenemos que la situación en el ámbito mundial se presenta de la siguiente forma:
Agua dulce: El agua es el recurso más crítico en el mundo. Se prevé que para 2025, unos 65 países tendrán serios problemas de abastecimiento. En la actualidad, aproximadamente 80 países han declinado la producción de su agricultura debido a la falta de agua. 9,500 niños mueren diariamente por falta de este líquido elemento o por enfermedades relacionadas a él.
En veinte años los 300 millones que hoy no cuentan con agua se verán incrementadas a 1.5 billones. La situación será exacerbada por el hecho geográfico que muchas fuentes de agua son compartidas por dos o más países. Y aunque existen cuencas de agua dulce que se rigen por tratados que regulan su uso (El Danubio en Europa, El Indo y Ganges en la India, el Nilo en el África), muchos otros sistemas no los tienen. Las agencias de inteligencia de los Estados Unidos han detectado 10 áreas potenciales de disputa. El asunto de fondo es que las guerras del futuro podrán motivarse por el control del agua dulce[8]
Energía: La relación existente entre la POLITICA y el petróleo, el combustible natural más preciado –aún - del mundo, empezó en 1912 cuando Gran Bretaña, decidió reemplazar el carbón por el petróleo para la propulsión de los buques de guerra. Desde allí, la seguridad de los recursos energéticos se ha convertido en un factor predominante del conflicto armado, incluyendo por cierto entre ellos a las Operaciones “Tormenta del Desierto” y Libertad Iraquí”.
Mientras que por un lado las economías de los países desarrollados continúan dependiendo del ininterrumpido abastecimiento de petróleo, las demandas de países en desarrollo como China, India, Brasil y México han añadido nuevos competidores en el campo, necesidades de energía que en China e India fácilmente podrán triplicarse para el 2020.
Las actuales reservas mundiales de petróleo y gas coincidentemente se encuentran ubicados en el “Triangulo Estratégico” delimitado por el Golfo Pérsico, el Sur del Mar de China y el Mar Caspio, espacio que no solo tiene más del 74 % de las reservas mundiales, sino que también es el área de mayor inestabilidad mundial, ocasionada por conflictos territoriales, étnicos e ideológicos.
En nuestro contexto regional la situación es un poco más delicada, basta citar lo siguiente:
“Las zonas áridas y semiáridas en América del Sur ocupan alrededor del 23 % de su superficie, aunque hay países como Argentina y Chile, en las cuales se extienden en más de la mitad de su territorio”[9]
“El agua se está convirtiendo en un recurso escaso y se ha de tornar critico entre los próximos 5 a 10 años, particularmente en la parte central y norte de Chile: Regiones I, II, III, IV, V, y RM (Santiago)[10]
“El norte chileno carece de agua, pero en Bolivia existe un gran desabastecimiento de éste recurso en toda esta región que afecta incluso al departamento de Cochabamba”[11]
“Desde el año 2006, Argentina dejará de vender gas natural a Chile y entonces las termoeléctricas que dan luz a más de diez millones de chilenos quedarán sin energía”[12]
Al llegar a este punto, es necesario reflexionar que en el contexto internacional, seguirán primando los intereses de las naciones para la orientación de sus políticas de seguridad, y éstas históricamente en todas las latitudes, han estado orientadas a la satisfacción de las necesidades de los pueblos. Y así, la lucha por los recursos y los espacios vitales han modificado los mapas políticos de los países – dentro de ellos el nuestro- que no estuvieron adecuadamente preparados para defender su integridad territorial.
¿TRANSFORMACION, REFORMA, MODERNIZACION O REESTRUCTURACION?
Para el Dr Jaime García Covarrubias[13] la transferencia del concepto (transformación) hacia América Latina no es tan simple, ya que el diseño del aparato militar depende de la modalidad estratégica elegida y ésta a su vez de los desafíos y amenazas que el estado tenga, enfatizando que dentro de los puntos esenciales que considera necesario resolver, antes de cualquier proceso de reforma del sector, se encuentra el reconocimiento de los roles de las FFAA y la definición de los alcances que se quiere dar a la reforma militar así como las causas que lo motivan.
Para disipar las dudas conceptuales, recurrimos al diccionario de la Real Academia Española donde encontramos las siguientes definiciones:
Transformar: Hacer cambiar de forma a alguien o algo. Transmutar algo en otra cosa
Reformar: Modificar algo, por lo general con la intención de mejorarlo.
Modernizar: Hacer que alguien o algo pase a ser moderno
Reestructurar: Modificar la estructura de una obra, disposición, empresa, proyecto, organización, etc.
Podríamos inferir entonces, que la transformación puede incluir los sub procesos de reestructuración, modernización y reforma.
Luego, para analizar nuestra situación particular, consideramos necesario responder algunas interrogantes:
¿Para qué queremos a nuestras FFAA?
Nuestra máxima legislación señala que las FFAA “tienen como finalidad primordial garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República. Asumen el control del orden interno de conformidad con el artículo 137º de la Constitución”. Esta misión constitucional no ha variado. La incorporación de las misiones de mantenimiento de paz, no indicadas allí explícitamente, son consecuencia de nuestra adhesión a la Carta de San Francisco y mas allá de la presencia y proyección internacional que conlleva nuestra participación, debemos tener presente que es fundamental, para nosotros, fortalecer la autoridad y legitimidad de las Naciones Unidas.
¿Cuáles son las amenazas que colocan en riesgo nuestra soberanía y libertad?
Después de la caída del muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría muchos “especialistas” empezaron la prédica equivocada que los conflictos armados externos había finalizado ya que “las amenazas emergentes del nuevo orden mundial” eran “diferentes”; craso error que aunado a otros factores de índole político y administrativo -sino miopía estratégica, para ser generoso- evitaron que los necesarios cambios de las FFAA se realicen.
Es indudable que estas amenazas existen pero además de ellas cada región, cada país tiene su situación particular, muchas veces totalmente indiferente a las corrientes de los países desarrollados.
Para Leyton Salas por ejemplo “la existencia de un choque de intereses genera hostilidad interestatal dando lugar a una percepción de amenaza permanente”[14]. En nuestro caso el Libro Blanco de la Defensa Nacional enumera claramente las amenazas a la seguridad y define como tal, en primer término, a “los intereses de otros estados contrarios a los del Estado Peruano”.
Entonces, no hay que ser pitoniso para percibir una amenaza antes del mediano plazo. Amenaza que no significa necesariamente un conflicto armado, pero sí acciones que finalmente afecten los intereses de nuestra población. Acciones que no podremos superarlas mientras no estemos en condiciones de realizar el efecto disuasivo necesario, por no disponer la superioridad o el respaldo adecuado cuando nos sentemos en la mesa de negociaciones.
¿Qué herramientas requerimos para protegernos de las amenazas que podemos vislumbrar?
Si queremos paz y desarrollo, necesitamos la conjunción de todas nuestras posibilidades, de todo nuestro poder nacional. Sin embargo, al revisar nuestro “almacén” para ver qué herramientas disponemos (y cómo están) para hacer frente a la(s) amenaza(s) que puedan atentar nuestra seguridad, nos encontramos con la imperiosa necesidad de adecuar, reestructurar, modernizar, reformar nuestros instrumentos, y por supuesto no nos referimos únicamente al instrumento defensa, sino también al diplomático, de información, e incluso a los artificios que pudiéramos emplear de nuestro instrumento económico.
Los instrumentos que requerimos ¿se encuentran adecuados para la consecución de los fines de seguridad nacional?
Lamentablemente no. A pesar de las amargas experiencias históricas, aún no se comprende la necesidad de trabajar conjuntamente sobre este aspecto de trascendental importancia para nuestro país. La falta de interés y desconocimiento de algunos sectores de nuestra sociedad incluso ha llegado hasta la irrisoria comparación que deberíamos - tal como Costa Rica -prescindir de las FFAA, no teniendo en cuenta el elemental concepto que la situación de dos países no pueden ser iguales, dado que tienen diferentes intereses, diferente población, geografía, recursos naturales, etc que configuran una particular realidad y por lo tanto diferentes necesidades para garantizar su soberanía y libertad.
CONSIDERACIONES FINALES
La seguridad nacional no se consigue con la participación de un solo sector. El sector Defensa no es más que una fracción,….. ¿Que requiere mejorar, modernizar, reformarse?, ¡por supuesto!, mas aún, nuestra situación exige que los demás dominios ¡también lo hagan!
El esfuerzo del cambio debe ser ordenado, dirigido, coordinado, integral, sincero, real, innovador, retroalimentándose constantemente y explotando las experiencias de otros países así como las enseñanzas que la historia nos brinda, y por último recordando que en el análisis final, las guerras son ganadas por una superior doctrina mas que por una mejor tecnología. Si logramos que esto suceda antes que la(s) amenaza(s) coloque(n) en jaque a nuestra seguridad, realmente nos habremos transformado.
[1] Hans Binnendijk, en Transforming America’s Military, NDU Press Publication, 2003
[2] Departamento de Defensa de los EEUU, Elements of Defense Transformation, Octubre 2004
[3] Ibid
[4] Departamento de Defensa de los EEUU, Elements of Defense Transformation, Octubre 2004
[5] Crl (R) Jorge Salcedo Morón, Observaciones al informe final de la comisión para la reestructuración integral de las Fuerzas Armadas, en www.geocities.com/defensanacionalperu/
[6] Ministerio de Defensa, Libro Blanco de la Defensa Nacional en http://www.mindef.gob.pe/
[7] Michael T Klare,Resource Wars: The New Ladscape of Global Conflict, New York, Henry Halt & Co, 2002
[8] Dr Paul Simon, Tapped Out, New York, Welcome Rain Publishers, 1998
[9] Global Water Partnership, Agua para el siglo XXI, de la visión a la acción, Buenos Aires, Ediciones Módulo 3, 2000
[10]Ernesto Brown and Juan Saldivia “Chile National report on water” Ene 2000
[11] Silvio Paez, Gas y ahora agua a Chile? extractado de www.nadir.org/nadir/initiativ/agp/free/imf/bolivia/txt/2003/0529agua_chile.htm
[12] Wilson García Mérida, Todo el gas para Chile en www.voltairenet.org/article120409.html
[13] Profesor de Política y Seguridad Nacional del Centro de Defensa de Estudios Hemisféricos en Washington DC
[14] Del Memorial del Ejercito de Chile N° 474, Fundamentos de la hostilidad histórica chileno-vecinal: El ciclo del factor hostilidad, Enero 2005.
[2] Departamento de Defensa de los EEUU, Elements of Defense Transformation, Octubre 2004
[3] Ibid
[4] Departamento de Defensa de los EEUU, Elements of Defense Transformation, Octubre 2004
[5] Crl (R) Jorge Salcedo Morón, Observaciones al informe final de la comisión para la reestructuración integral de las Fuerzas Armadas, en www.geocities.com/defensanacionalperu/
[6] Ministerio de Defensa, Libro Blanco de la Defensa Nacional en http://www.mindef.gob.pe/
[7] Michael T Klare,Resource Wars: The New Ladscape of Global Conflict, New York, Henry Halt & Co, 2002
[8] Dr Paul Simon, Tapped Out, New York, Welcome Rain Publishers, 1998
[9] Global Water Partnership, Agua para el siglo XXI, de la visión a la acción, Buenos Aires, Ediciones Módulo 3, 2000
[10]Ernesto Brown and Juan Saldivia “Chile National report on water” Ene 2000
[11] Silvio Paez, Gas y ahora agua a Chile? extractado de www.nadir.org/nadir/initiativ/agp/free/imf/bolivia/txt/2003/0529agua_chile.htm
[12] Wilson García Mérida, Todo el gas para Chile en www.voltairenet.org/article120409.html
[13] Profesor de Política y Seguridad Nacional del Centro de Defensa de Estudios Hemisféricos en Washington DC
[14] Del Memorial del Ejercito de Chile N° 474, Fundamentos de la hostilidad histórica chileno-vecinal: El ciclo del factor hostilidad, Enero 2005.
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