N de R.-Un artículo de opinión que reproducimos por ser un tema actual y de importancia para el Perú.
REFLEXIÓN CON OCASIÓN DE LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO DEL HISTORIADOR PERUANO ALFONSO QUIROZ
Para que nuestro país, el Perú, llegue - algún día - a un estado de
bienestar estable en el que se haya minimizado los índices de pobreza y seamos
una sociedad justa y ordenada falta aún bastante camino por recorrer; y
definitivamente no llegaremos a buen puerto sin el concurso de todos los
peruanos.
La informalidad, la injusticia, las leyes que no se cumplen, la
incoherencia entre lo que se dice y lo que se hace, el mal ejemplo, la
corrupción generalizada y por último la indolencia de esclavo, que como
sociedad no logramos sacudir, nos hace pensar lo difícil que resulta
el esfuerzo de muchos peruanos que intentamos, con nuestro aporte diario,
vencer todo tipo de adversidades, vencer a quienes -por obvias conveniencias
personales y principalmente económicas - intentan mantener un sistema en
el que reina la "viveza" y que tiene como lema "hecha
la ley, hecha la trampa". Ardua tarea, que no dejaremos de impulsar,
laborando, impulsando, participando, denunciando, opinando y por último
motivando a que se multipliquen los peruanos honestos y
de buena voluntad, con la única finalidad que algún día, el Perú sea la
patria grande, la patria digna, la patria justa, con la que muchos y buenos
peruanos que nos antecedieron, soñaron alcanzar.
La presentación del libro "Historia de la corrupción en el
Perú", realizazada por el Instituto de Estudios Peruanos y el Instituto de
Defensa Legal el pasado14 de mayo, escrito por el fallecido historiador Alfonso
W. Quiroz, que resulta ser una versión mejorada de su
libro “Corrupt Circles: Costs of Unbound Graft in Peru”,
publicado por la editorial Johns Hopkins Press en 2008 - motivo de
esta reflexión - nos presenta un país gravemente herido por la corrupción
administrativa y estatal, que puede notarse desde los últimos años
del periodo colonial hasta nuestros días. La descripción y el análisis en
detalle que realiza sobre el abuso de los recursos públicos nos ayudan a
entender cómo la corrupción ha limitado el desarrollo y el progreso del
país, y a la vez nos deja el enorme desafío que tenemos todos los peruanos
de esta generación, para unirnos en su lucha y no caer en el sistema oscuro que
avergüenza nuestro pasado y el presente que hoy vivimos.
La corrupción constituye un fenómeno insidioso, amplio, variado y global
que comprende actividades tanto públicas como privadas. No se trata únicamente
del tosco saqueo del patrimonio del Estado. La corruptela comprende el
ofrecimiento y la recepción de sobornos; la malversación y mala asignación de
fondos y gastos públicos; los escándalos financieros y políticos; el fraude
electoral, el tráfico de influencias y otras trasgresiones administrativas como
el financiamiento ilegal de partidos políticos en busca de favores indebidos.
No obstante sus efectos recurrentes y cíclicos, hasta esta publicación ha sido
poco lo que sabíamos acerca de las causas específicas de la corrupción en el
país y sus costos económicos e institucionales. Desde una perspectiva histórica , el minucioso trabajo de Alfonso W. Quiroz, basado en
una amplia gama de fuentes de archivos y en interpretaciones sugerentes, explica cómo la corrupción ha limitado el desarrollo y el progreso
del país.
Cecilia Blondet, Directora Ejecutiva de Proética, se encargó
de hacer un sumario del libro, resaltando que se trata de una monumental obra,
muy documentada, que describe el fenómeno de la corrupción en el Perú,
destacando que los grupos de corrupción han circundado
entre gobernantes, políticos y militares.
Hizo mención que el libro describe los círculos de la
corrupción de la época de San Martín, Bolívar, Gamarra, Castilla,los Jefes y
gobernantes en la aciaga Guerra por el guano y el salitre, los involucrados en
los contratos de Dreyfus y Grace, el oncenio de Leguía,
el Apra - el partido mejor organizado del Perú, pero también el más
nefasto que no dudó en usar el crimen y el chantaje - Odría, el escándalo
del contrabando en el gobierno de Belaunde, los aprovechadores en el
gobierno de Velasco y finalmente los actos de corrupción en los
gobiernos de Alan García y Fujimori.
Gobernantes, políticos y militares, son el común denominador de la
corrupción en toda nuestra historia. ¡Qué
vergüenza! Libertadores, Defensores de la Patria, pero no
dejando de engrosar el bolsillo!
La obra de Quiroz es única, pues presenta la verdad “oculta”, la
que muchos pasan por desapercibida, tal vez por no querer verse
reflejados, o la que otros tantos aceptan, porque se cree que no hay
remedio y la dejan pasar, bajo el argumento de: “que se puede hacer!”, “no
importa, robó pero hizo obra”.
Es tan común aceptar la corrupción, que quizás muchos de
los que puedan leer estas líneas, si darse cuenta, participaron o estuvieron
incluidos en un acto de esa naturaleza. Es tan común que incluso, es
expresada desde hace casi dos décadas, en la popular versión
musical “Las Torres” de los “Noséquién y los nosecuantos”:
TOTAL CORRUPCIÓN, HAY EN TODOS LADOS!.
En las Fuerzas Armadas, principalmente en el Ejército, hemos escuchado
en todos los tiempos que la Institución es inmaculada, que no es ella la que se
involucra en malos actos, sino los hombres (y ahora mujeres) que lo
componen. Linda sentencia que nos han vendido, algunas élites con el fin de levantar la mística, y que
otras interesadas la pusieron en relieve para mimetizar sus malévolos proyectos. No pues,
la Institución no puede existir sin sus componentes, en actividad y en retiro.
Y si permitimos - con nuestro silencio - que sucedan actos contra la
ética, contra la Ley y los reglamentos, entonces también somos culpables.
Quiroz, menciona a las élites militares como las involucradas en la
corrupción. Pero, seamos sensatos ¿podremos pensar que las élites, los Comandantes Generales
que incurrieron en actos de corrupción, lo hicieron solos? Sin duda, han
necesitado tener aliados, sus “leales”, que se han prestado a firmar
documentos, transportar materiales, vender bienes, dar de baja indebidamente
artículos de la cadena logística, vender combustible, chantajear
a Oficiales de menor graduación; propiciar de palabra la honestidad y
de obra incurrir en el robo, en la injusticia, en la componenda, gente que
forma el círculo perverso y que después - con el tiempo (como no pasa nada) -
repite el mal ejemplo.
La historia de la corrupción que presenta Quiroz, llega hasta el
año 2000. Y… ¿la historia entre ese año y nuestros
días? Esa,no lo neguemos, esa es la historia que la vivimos, la
sabemos nosotros y la que muchos por “supervivencia” callan.
Si nos formaron en la verdad alimentados del mejor plato de
valores éticos, morales y religiosos: “La honestidad y la lealtad son
valores que se aprenden con el con el ejemplo". Entonces
debemos ser honestos y leales con nuestra Patria; y la verdad de nuestros
días, nos revela a gobernantes, políticos y - penoso para quienes nos
enrolamos a las Fuerzas Armadas para servir a la Patria - élites militares
que incurrieron en actos de corrupción. Estoy totalmente seguro que ningún
Oficial honesto en situación de actividad quisiera estar en el
futuro, sentado en una sala pública escuchando la presentación
de un libro que narre la corrupción de su Institución. Para evitar que esa mala historia se repita, es
imprescindible formar una corriente anticorrupción, que necesariamente empieza por
la valiente denuncia.
Qué triste es admitir que hemos tenido gobernantes que prometieron mucho
y cumplieron muy poco, que se dedicaron a “ver la suya”, cada vez con más
cuidado para que no quede huella. La verdad finalmente – algún
día - saldrá a flote, lo que nos da la esperanza que la
justicia sancione el negociado de terrenos, grandes licitaciones -
incluso actuando a través de terceras personas - obras con
presupuestos sobrevalorados inauguradas pero inconclusas, indultos
dudosos a narcotraficantes, manipulación de “atentos” jefes militares, hasta la
propia “limpieza del camino” para que no quede ningún líder partidario sino él
mismo, son características de un ex gobernante, de gran habilidad, capaz de
convencer a muchos de su presunta inocencia.
Otro de ellos, dedicado al gran consumo de “etiqueta azul” y a los
descansos “reparadores” en Punta Sal, recordado también por las cuentas
secretas de su hombre de confianza en Panamá, la “bondadosa” cesión de
los cielos nacionales, amén de la drástica reducción presupuestal en el sector
Defensa, permisividad para que su esposa manejara fondos en provecho de su
propia ONG, nepotismo, planillas secretas, seguros y pertrechos
militares sobrevalorados – con anuencia de altos comandos castrenses
- y por último la escandalosa compra de bienes de su suegra, que no
vive en el Perú y que resulta ser – dice en su primera versión
–una “afortunada” sobreviviente del holocausto.
Un Ministro del Interior (por dos oportunidades, que después fue jefe del CNI) que no quiso colocar bases policiales para controlar la salida de droga; políticos “come oro”, “come pollo”, “roba cable”, “lava pies”, con
empleados fantasmas, alcaldes que realizan "obras" sobrevaloradas,
contratos de empresas con locales y "talleres" inexistentes,
nepotismo por doquier, secretarios de juzgados que cobran por colocar el
expediente a la vista o por hacer un informe favorable, jueces que "interpretan"
las leyes de acuerdo a conveniencias, "periodistas" que
"coordinan" la no publicación de investigaciones realizadas, otros
que venden su pluma, y muchos más ciudadanos "peruanos" que con
poder o influencia, incurren en actos deshonestos, con los que enlodan la
historia de nuestra Patria.
En el campo militar, qué lamentable es saber de la existencia de Jefes
de Unidad robando el racionamiento a su tropa,
desatendiendo el mantenimiento de los vehículos de su Unidad; Comandantes
de Gran Unidad que no entregan el presupuesto a las Unidades, o que lo
hacen con gran recorte. Peor, algún otro que primero investiga a su
antecesor, lo denuncia y luego comete similares actos, “tranzando” con
“capos” y sus propios subordinados.
No muy lejano, con indignación recordamos: Relleno del "hueco" del Pentagonito (una excavación que se hizo en la época de Velasco para la construcción de instalaciones) con el desmonte de la construcción de la vía expresa de Javier Prado; venta sistemática de
combustible al que se tuvo que involucrar a subordinados que hoy transitan por
los tribunales; denigración del uniforme por dársela de “chistoso” para obtener
réditos políticos, realizando actos de populismo cediendo un club de Oficiales
para luego dejarlo en el olvido y hoy, encontrarse en total y paupérrimo
abandono, chantaje a un “investigador” por los archivos del caso de la venta de
combustible a cambio de su ascenso, estafa con un populoso conjunto
habitacional, que luego del sorteo fue reducido en gran parte de su
espacio para negociarla con la constructora, haciendo parecer al lugar como al de
“los Maldini y los Gonzales”, la venta convenida del Cuartel San
Martín, que en años previos fuera defendido por otro Oficial en los
corredores del Congreso, la permisividad en el manejo irregular de notas de
concepto para los ascensos, otorgamiento de puntajes inmerecidos; peor que lo
anterior, adoptar posturas de corrección para favorecer a su círculo de
corrupción que le sirviera en puestos anteriores, donde también se hizo un
importante “convenio” al renovar los terrenos del otrora Bazar Central del
Ejército, nada menos que por 30 años, la compra de un millonario sistema
satelital que no sirve, el favorecimiento en los ascensos a personal de indecorosa conducta
haciendo creer que el tema fue sobreseído en la justicia común; “levantamiento”
de fondos y presupuestos en el norte, el centro, el sur y en la propia
sede institucional; multiplicación de comensales para justificar miles de polladas en jornadas de bienestar; pedido de coimas, participación de subordinados
para lograr cambio de documentos y registros; intervención de superiores
amigos para incrementar puntajes; sobrevaloración de artículos en las
rendiciones de cuentas; por último actitudes para intentar amilanar a quien se
opone a este “sistema” en el que se acepta y valida que los de la especialidad
de administración y aquellos encargados de construcciones y mantenimiento de
carreteras “tienen plata”, otros que sin sangre en la cara se arrogaron
éxitos ajenos o diseñaron hechos, para alcanzar una felicitación o condecoración, creación de empresas con el dinero malhabido, y otros más que se ven reflejados - con el silencio cómplice de la sociedad - en propiedades, autos, viajes y lujos que no pueden cubrirse con el poco sueldo de un militar. ¡Qué vergüenza! ¿Dónde está eso de ”lodo, lodo, eso nunca”!
?
El desafío de la sociedad peruana está en lograr revertir nuestra amarga
historia de ladrones y corruptos. Sin embargo, no es tan fácil como escribir
estas líneas. Se requiere - en primer término - la voluntad política de las autoridades pero también la convicción de todos, pero de obra no de palabra, para que se multipliquen las denuncias, y que las
averiguaciones lleguen a encontrar responsabilidades y aplicar sanciones, pues
si al término de las investigaciones y juicios todo queda en: "falta de
pruebas", seguiremos "luchando" contra la corrupción un
siglo más, hasta que aparezca otro Alfonso Quiroz, que escriba la
historia y nos estruje en la cara nuestra inercia.
"La razón del más fuerte siempre es la mejor", escribió
La Fontaine en su fábula "El lobo y el cordero". Los
más fuertes o los más numerosos imponen sus leyes. En la sociedad actual,
débiles y vencidos a menudo son oprimidos. Así, el sistema corrupto, sigue
siendo tan fuerte, que usualmente sólo se habla de sus participantes,
cuando dejan el poder o la vida.
La buena noticia es que en este último tiempo se observa mayores denuncias denuncias, lo cual refuerza el trabajo del Estado a través de la Comisión de Alto Nivel Anticorrupción, la Defensoría del Pueblo y de la sociedad civil con instituciones como Proética y la propia prensa, que investiga y muestra a la sociedad a los malos peruanos que quieren seguir haciendo "su agosto" a costa de los "ciudadanos de a pie".
Y tú peruano, ¿no crees que es hora de cambiar? ¿Seguirás siendo
débil, vencido u oprimido? ¡Reacciona!, no te quedes allí sentado pensando que
ya pasará, o tratando de eximirte de tu responsabilidad. Que te quede grabado: Sólamente pasará cuando participes activamente
haciendo que el orden, la justicia y la honestidad prevalezca!
Unidos todos, empleando los múltiples medios que la tecnología
nos ofrece, debemos luchar contra este flagelo. Sólo así se
beneficiarán nuestros hijos, los hijos de ellos y el Perú entero.
Qué ese sea nuestro legado!
[1] Presentación del libro "Historia de la Corrupción en el
Perú", Instituto de Estudios Peruanos, http://www.iep.org.pe/fp_scont_1277_scont_3525.html ,
2013