viernes, 1 de septiembre de 2017

POR LA VERDADERA MERITOCRACIA EN EL EJÉRCITO


MINISTRO NIETO HAGA HISTORIA

Casi todos los años en octubre, después de publicarse los ascensos en el Ejército, aparecen reclamos y muestras de descontento con los resultados. Algunos suelen decir, que siempre habrá descontentos, pues no hay vacantes para todos. Sin embargo, esta recurrente situación debe llamar la atención, sobretodo cuando se trata de la mayor fuerza armada del país, en cuyos hombros descansa la defensa terrestre de la nación, y más aún cuando estas manifestaciones se han hecho públicas antes de los resultados finales.

Desafortunadamente, conforme concluyó la Comisión Bernales, en el pasado se han cometido irregularidades favoreciendo a oficiales que - sin que fueran malos -necesariamente no eran los que reunían los méritos en un determinado proceso. 


Estos errores, usualmente cometidos por comandos que, dejando de lado los principios y tradiciones del Ejército del Perú, olvidaron la majestuosidad de su institucionalidad (con la permisiva complicidad de un Alto Mando y Estado Mayor egoistamente interesado) e hicieron que solamente prevalezcan sus deseos, "sacandole la vuelta a la norma", de manera que al ser cuestionados afirmaron sin inmutarse, que los ascensos se realizaron conforme a ley, particularmente en los altos grados.

Existen dos momentos en que la "meritocracia" puede ser fácilmente sobrepasada: Al emitir la Apreciación del Comando Superior y  cuando la Junta de Selección hace uso del 3%, que se suma a la NOTA DEL CUADRO DE APTITUD Y NOTAS (coeficiente= 0.97).

En el primer concepto, conocido como el "aplausómetro", lejos de cumplir con complementar la nota de potencial del candidato (un promedio de toda su carrera), se le distorsiona: muchos calificadores, emiten juicio de oficiales que no conocen profesionalemente (lo que se logra solo cuando se labora en una misma dependencia) y en vez de ello "intercambian figuritas" en una o dos horas. Y si el resultado no es el que los "altos intereses institucionales" desean, el Comité de Revisión lo puede cambiar, y para que no quede huella, se incineran las fichas individuales, quedando solo un acta: por "transparencia".

Por último, en la fase final (cuando ya se pudo haber hecho alteraciones) el jurado se reune, y en la práctica (sin atender al significado de los atributos) coloca 20 a quien se quiere ascender y al resto 13, lo cual no hace más que jugarle sucio a la meritocracia que propugna la ley de ascensos. Mayor detalle puede observarse en http://bit.ly/2wYPvGh

Señor Ministro de Defensa, sea coherente con sus orígenes y haga historia: supervise estas dos etapas que desde que se implantaron han sido mal empleadas, perjudicando al Ejercito del Perú y a muchos honestos soldados, que aún lo conforman.

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