El 7 de junio es para todos los peruanos una fecha de
singular importancia en el calendario cívico patriótico, pues recuerda la Batalla de Arica, gesta en la que
un puñado de patriotas, al mando del Coronel Francisco Bolognesi Cervantes,
prefirieron entregar su vida en defensa de la Bandera y del honor nacional; razón por la que también fue instituida como el Día de la Bandera.
Para un militar, para un Oficial del Ejército del Perú
formado en las aulas y campos de instrucción de la Escuela Militar de
Chorrillos “Coronel Francisco Bolognesi” esa fecha contiene mayor
trascendencia, pues es entonces que juramos “seguir constantemente a nuestra
bandera, defenderla hasta perder la vida y no abandonar a nuestros superiores” para
cumplir nuestra misión, con honor, “hasta
quemar el último cartucho”.
Para un militar, el cumplimiento de la misión es el norte de
nuestras actividades, aquello por lo que agotamos nuestro esfuerzo, para
alcanzar a cabalidad y en forma íntegra, pues entendemos que el pueblo del Perú,
la Patria toda, ha depositado su confianza
en nosotros, y cree fervientemente que
somos hombres y mueres de honor.
Para el Presidente Constitucional de la República del Perú,
que es también un Oficial del Ejército, esa fecha indudablemente debe haberle
remecido su fibra de soldado recordándole el noble compromiso del cumplimiento del deber y del honor.
Tal es así que al día siguiente dijo: “Hoy ratifico que la lucha contra la corrupción es un compromiso en que
no vamos a abdicar de ninguna manera; no habrá retrocesos y quiero que en esta
tarea me acompañe todo el país y todas las personas decentes”
Esta ratificación, es una renovación, no solo de lo que
prometió a lo largo de su campaña electoral, sino también de su declaración
formal ante el Congreso de la República, el pasado 28 de julio de 2011, cuando diagnosticó
que “Nuestro país trabajador, honrado y
diverso, se encuentra fracturado y herido. Sufre el abandono de los políticos y
de un Estado insensible, burocrático y centralista. Un Estado que le ha dado la
espalda al interior del país, un Estado que sufre de “mal de altura o soroche”
y que se niega a subir los andes y extenderse en nuestra Amazonía. Un Estado acechado por la corrupción y
el despilfarro, alejado de sus ciudadanos, incapaz de protegerlos de la
violencia y la criminalidad”
En tal discurso enfatizó que “Sueño con un Perú donde la vida no sea un riesgo, donde las ciudades
sean espacios seguros donde el ciudadano se encuentre protegido. Para esto
necesitamos más estado, más patria y que
la corrupción sea sancionada”.
Asimismo conceptualizó que la corrupción “es para nosotros un elemento que debilita
al Estado y afecta su desarrollo”.
Y agregó: “Es, por lo tanto, un problema
de seguridad. En tal sentido, defiendo la imprescriptibilidad de los delitos de
corrupción en agravio del Estado y la inhabilitación a perpetuidad contra sus
autores o cómplices para el ejercicio futuro de cualquier función pública;
propongo la supresión de las penas condicionales en las condenas por corrupción
para que la prisión se cumpla de manera efectiva; y defiendo la eliminación de
los beneficios penitenciarios en los casos de corrupción”.
Magníficas palabras, excelentes intensiones del candidato, hoy
del gobernante, que esperamos que no
queden en ese sueño presidencial, sino que un día no muy lejano, se plasme con la identificación
de esos malos funcionarios y servidores públicos, y naturalmente con evidentes sanciones y la devolución de los
bienes y dinero enajenado al pueblo del Perú.
Puede sonar muy elemental, sin embargo es bueno recordar para
muchos,-particularmente para aquellos que tienen responsabilidad de gobierno – de
lo que se entiende por corrupción:
-
De la RAE : En
las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la
utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de
otra índole, de sus gestores
- Banco Mundial: “Uso y abuso del poder público para beneficiar
intereses privados, propios o de particulares”
- El Código Penal vigente describe diversos delitos de
corrupción: usurpación de autoridades, títulos, honores, abuso de autoridad,
concusión, peculado, corrupción de funcionarios, prevaricato, denegación y retardo
de justicia, entre otros.
-
Corromper significa dañar, alterar, echar a perder, viciar,
pervertir. Cambiar el propósito originario de una cosa, que deviene en algo
negativamente considerado por la moral social.
- La corrupción es sencillamente el uso de la posición y el
poder públicos para fines ilegítimos, inmorales, ilegales o diferentes a lo
formalmente establecido.
Pero,
¿que hay mas allá del discurso? Seamos realistas, la voluntad política no se
concreta claramente. Y aunque a muchos “opinólogos”
les moleste, el Presidente de la
República debería recordar lo que aprendimos en nuestra Alma Mater, La Escuela
Militar: “Impartir la orden es solamente el 20%, el 80% radica en el control y
supervisión, de ello depende el cumplimiento de la misión”
¿Que existe de concreto en la lucha contra la corrupción? Un
Plan Nacional y estrategias priorizadas, que en realidad fueron diseñados por el gobierno anterior; y siete
(sí, solo 7) planes sectoriales de lucha contra la corrupción (Comercio exterior
y turismo, Cultura, Defensa, Economía y Finanzas, Energía y Minias, Producción,
y finalmente Trabajo y promoción del empleo), formulados el presente año.
Si la Comisión de alto nivel anticorrupción, cuya representación recae en Susana Silva Hasembank ,(designada mediante Resolución Suprema Nº 340-2011-PCM de fecha 19 de Noviembre de 2011), realiza alguna actividad
efectiva en lucha contra la corrupción, es un misterio, pues el sitio web de la
PCM que supone debe explicarlo a la
ciudadanía, léalo bien ESTÁ EN
CONSTRUCCIÓN (hasta el momento de redactarse este artículo). http://can.pcm.gob.pe/index.php?option=com_content&view=article&id=50&Itemid=18
Se quiere cosas concretas y
no reuniones y foros para más
declaraciones de buena voluntad (que se publican como noticias). Esos planes y esas estrategias deben
aterrizar y pronto!, para ello es imprescindible que se difundan los resultados
concretos, y se deje de lado mas
promesas, más letra que no cambia nada.
Para
empezar bastaría que se realice un efectivo estudio de los signos exteriores de
riqueza de muchos funcionarios y servidores del Estado, que a pesar de tener
sueldos bajos o moderados, ostentan propiedades que muchos de sus homólogos no
pueden alcanzar; realizan - ellos o sus esposas - viajes al exterior; emergen
de pronto con empresas (que sirven para lavar los ingresos indebidos). Bastaría
contrastar con la realidad, (entrada y salida de almacenes), tantas rendiciones
de cuentas que dicen haber comprado cosas, que solo el papel aguanta.
Muchos
de esos malos peruanos, siguen lucrando y construyendo redes para lograr su
impunidad. Y seguirán haciéndolo mientras que la voluntad política quede en ese
20% del compromiso presidencial.
La
lucha contra la corrupción, ha sido uno de los primordiales pilares de la
campaña electoral del actual Presidente,
cuando el 80% de los peruanos opinábamos que ese flagelo constituye el
principal freno para nuestro desarrollo.
Si
el compromiso
de su gobierno “es no desmayar en la lucha contra la corrupción” debe dar muestras claras de ello, porque en
realidad, el pueblo sabe, vive y conoce, que existen diversos sistemas de
corrupción que solo podrán ser vencidos cuando el gobierno demuestre con hechos
y no con palabras su voluntad de doblegarla.
Solo
entonces, será posible ganarle a la corrupción, solo así se logrará el compromiso y participación de muchos
peruanos y peruanas que no intervienen, porque saben que el poder que tienen
los corruptos mueven muchas esferas en el país.
Si el Presidente de la Republica recuerda que el
cumplimiento del deber le obliga llevar
su compromiso “hasta quemar el último cartucho”, si recuerda su juramento de
honor, de soldado y primera autoridad del país, y combate efectivamente, -obteniendo resultados concretos - contra la corrupción, realmente estaremos
dando paso a la verdadera Gran
Transformación.
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