MÁS QUE ENERGÍA Y VOLUNTAD, SE REQUIERE GESTIÓN INTEGRAL
Los dos problemas de mayor
intensidad que afectan al Perú, sin
lugar a dudas, son la corrupción y los altos niveles de inseguridad que se vive
a diario en las principales ciudades del país. Las propuestas y la voluntad del
gobierno, lamentablemente no han logrado
minimizarlos, ni mucho menos erradicarlos.
Los hechos son relevantes, y
en el caso de la inseguridad la percepción es mayor, toda vez que impacta directamente a los ciudadanos de a
pie, quienes – ante los inocultables hechos delictivos - sienten temor de ser
afectados en su integridad personal o las de sus familiares.
El pasado lunes 23, Daniel
Belisario Urresti Elera juró ante Dios y los santos evangelios desempeñar leal
y fielmente el cargo de Ministro de Estado en el Despacho del Interior confiado
por el Presidente de la República. Urresti, un General del Ejército en
situación de retiro, es el sexto Ministro del Interior del presente mandato, que
intentará ser más efectivo ante la creciente inseguridad ciudadana.
Sus primeros pasos fueron
mostrar una férrea voluntad para vencer
a la inseguridad y “quitarle al ciudadano el miedo a salir a las calles”,
para lo cual no tardó en hacerse visual y contactarse con la prensa para, así, hacer pública sus buenas intenciones. Los
medios de comunicación, por cierto, hicieron eco de su entusiasmo y de su muestra por imponer liderazgo plasmado al dirigirse a los funcionarios del Ministerio del Interior
y especialmente al generalato policial mediante un grito policial, durante la
inauguración de su gestión.
El Ministro Urresti manifestó
que dar el ejemplo, es una de sus características
personales, y por ello de inmediato se lanzó a las calles para supervisar operativos policiales, inspeccionar resultados y también a contrarrestar a
diversas opiniones contrarias a sus iniciales acciones, ante lo cual afirmo que ”salen los
críticos a decir que flor de un día…y no; estos operativos serán diarios, mañana , tarde
y noche”.
Si bien es cierto que es
necesaria mostrar una actitud más
efectiva en la lucha contra el crimen, así como asumir el liderazgo del sector,
Urresti no debe repetir el error de
muchos de sus antecesores y olvidarse
que maneja una Institución con
diversos órganos especializados que no han venido funcionando coordinada y apropiadamente en la lucha contra el crimen.
De hecho, en los primeros
días no se dedicó a efectuar alguna de
las 19 funciones que corresponden al cargo de Ministro de Estado que juro cumplir.
El Ministerio del Interior, además de tener dos Viceministerios , uno de ellos de
Orden Interno, tiene como brazos ejecutivos a la Policía Nacional, la
Superintendencia Nacional de Migraciones, la Superintendencia Nacional de Control de Servicios de Seguridad, armas,
municiones y explosivos de uso civil, y de la Oficina Nacional de gobierno
interior, cuyos esfuerzos debe armonizar para asegurar la paz social en el
Perú, y eso, es más que salir un par de noches a supervisar el trabajo policial.
El Ministro Urresti, debe
tener en cuenta que la creciente inseguridad en las
calles, tiene efecto en la paz social y tranquilidad ciudadana, y que los
niveles de violencia y delincuencia existentes son generados en un ambiente
originado por una débil institucionalidad del Sistema Nacional de Seguridad
Ciudadana, lo que se evidencia en una deficiente calidad y acceso a los
servicios de justicia, deficiente calidad de servicio policial (por haberse
soslayado la especialización), escasos espacios públicos seguros, impidiendo la
eliminación de factores de riesgo social que propician el comportamiento
delictivo, agudizándose el problema por la indiferencia y falta de
participación social, que incluye al sector privado y a los medios de
comunicación.
Su esfuerzo debe
imprimirse allí, además de la voluntad, energía, liderazgo y facilidad para
comunicar sus intenciones y acciones. Si su participación en el gabinete
solamente se circunscribe a lo ya mostrado, no logrará más que logros
mediáticos y de corto plazo.
Dijo que iba a
impulsar la inteligencia de su cartera, y
eso sí que es una tarea de importancia
singular, que ojalá se gestionada con la energía de los primeros días, ya que
es una de las mayores debilidades del sector. Tan solo para graficar la idea, basta
observar la cantidad de órganos de inteligencia del Ministerio: además de la Dirección General de Inteligencia
del Ministerio, la Policía Nacional
también dispone de su propia Dirección
de Inteligencia, a los que se suma los propios órganos dedicados a este
menester que pertenecen a más de una decena de entidades especializadas (DIRCOTE, DIRANDRO, etc). Mucha
investigación, poca especialización, poca coordinación y escasa integración se revela
en los inefectivos resultados contra el crimen. Nada más significativo que los
robos ocurridos esta semana, a tan solo media cuadra del Ministerio del
Interior.
Todo el Perú ha
confiado que en este periodo gubernamental, los niveles de seguridad mejoren en provecho de la paz social. Qué
bueno será entonces, que en vez de ver a un Ministro, y su séquito, supervisando un solo operativo
policial, se lo vea supervisando el
desarrollo de éstos operativos multiplicados a un número directamente proporcional a la cantidad de jefes policiales de cada ciudad
del país, y que estos operativos logren efectivamente detener el crimen por haber
sido consecuentes a trabajos de inteligencia integrados, y por último que simultáneamente la gestión camine de la mano a la acción política para implementar las medidas
preventivas que logren eliminar los factores de riesgo social que propician el
comportamiento delictivo en el Perú.
De ser así, que vengan más arengas y más gritos policiales, pero con policías que de verdad sean respetados
por su efectividad y su honestidad!
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