El Presidente Constitucional de la República,
Ollanta Humala Tasso, durante su campaña para ser elegido a la más alta
investidura política de nuestro país, tuvo como bandera la lucha
contra: la pobreza, la corrupción, el narcotráfico y el terrorismo. Para
confirmar dichas promesas, realizó un pronunciamiento público, denominado
"Compromiso de Ollanta Humala en defensa de la democracia y contra la
dictadura". Así, el punto 9 de dicho compromiso, que puede ser encontrado
en el portal de la Presidencia de la República del Perú
(www.presidencia.gob.pe), señala claramente: "Será prioridad de mi gobierno luchar eficazmente contra la inseguridad
ciudadana, el terrorismo, el narcotráfico y el crimen organizado".
La implementación de la voluntad política, en
lo que se refiere a la lucha contra el terrorismo recae sobre el Ministerio de
Defensa y todos los órganos que lo componen, siendo el Comando Conjunto de las
Fuerzas Armadas (CCFFAA) el encargado de planificar, organizar, dirigir y
conducir la operaciones y acciones militares conjuntas de las fuerzas
armadas en función de los objetivos de la política de seguridad y
defensa nacional.
Lamentablemente, los resultados del empleo de
las fuerzas de seguridad en el VRAEM no han sido muy halagadores, recibiéndose múltiples
críticas sobre el particular y ocasionando la caída de más de un Ministro de
Estado, así como el cambio de colocación de un General de División Comandante
General de Región Militar, en lo que va del presente gobierno.
Algunos analistas han señalado que Humala,
por ser militar en situación de retiro, creía que podía derrotar al terrorismo
en el VRAEM, antes del año 2016. Los eventos señalan, que difícilmente podría
lograr ese anhelo, a menos que adopte una adecuada y efectiva reacción en el
campo de batalla.
Voluntad existe, tal es así que el pasado 16
de octubre, tras las críticas de falta de liderazgo político, decidió redefinir
la estrategia militar y de inteligencia contraterrorista y "preocupado por la situación e incómodo porque las
instrucciones impartidas a los altos mandos no habrían estado dando los
resultados previstos, el
mandatario convocó a los comandantes generales del
Ejército, Jorge Moncada; de la Marina, Carlos Tejada; y de la Fuerza Aérea,
Pedro Seabra. Reunión
a la que no fue convocado el titular de Defensa, Pedro
Cateriano", ni el Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas
Armadas.
Más allá de las
connotaciones políticas, por la ausencia del Ministro de Defensa y del Jefe del
CCFFAA, Humala olvidó por completo que las Instituciones Armadas tienen por
función "ejecutar las acciones de preparación, educación, capacitación,
organización, mantenimiento y equipamiento del componente" terrestre,
naval o aéreo, según corresponda, vale decir tener listas a a las tropas para
que el CCFFAA las emplee en operaciones.
Una buena noticia para
Humala, aunque mala para el Perú, es que los resultados en el VRAEM,
militarmente, no han sido favorables desde su creación como Comando Especial en
el año 2008. Una rápida consulta en los buscadores de internet, noS
revelarán que pocos han sido los logros, muchas las bajas, como también las
justificaciones de los generalísimos comandantes responsables: tanto de la
preparación de la fuerza, como de la ejecución de las operaciones.
Uno de los principales
problemas, que no se logra superar, es que probablemente no se nombra a las
personas más idóneas para los cargos de comando y estado mayor
responsables del planeamiento y ejecución de las operaciones; además de los
asuntos administrativos que no logran satisfacer las necesidades de las tropas
y que incluso han tenido tintes de malos manejos, denunciados públicamente y
aún no corregidos adecuadamente.
Las operaciones deben ser
planeadas en todos los niveles desde el CCFFAA, los Comandos
Operacionales y las Grandes Unidades y Unidades de combate. En esa cadena,
particularmente en los niveles más altos, es donde se cometen las apreciaciones
y decisiones equivocadas, tal vez porque muchos de esos comandos, no tuvieron
la experiencia de ser "patrulleros" (entiéndase que integraron
patrullas de combate) en sus años de oficial subalterno; algunos, con
distinciones académicas y con cargos de confianza que les permitió alcanzar
los más altos grados del escalafón militar; otros que sí fueron
ejecutantes "patrulleros" y con facilidad idiomática, cuya
acumulación de puntaje les favoreció llegar a la cúspide de la organización,
pero en las dos situaciones, no conjugando las competencias necesarias para
configurar soluciones inteligentes y efectivas, que la responsabilidad
nacional exige.
En las Fuerzas Armadas y
específicamente en el Ejército del Perú, existe unos ochenta Oficiales
Generales, distribuidos en los diferentes niveles de organización del sistema
de seguridad y defensa nacional, pero son poquísimos los que participan
directamente en la lucha contra el terrorismo en el VRAEM, por razones obvias
de la estructura organizacional.
La cantidad de bajas, los
efectos negativos para la economía nacional y la imagen internacional de nuestro
país, urge adoptar una medida que permita superar esta debilidad, que no se va
a resolver creando un Destacamento nuevo en La Convención, ni aumentando la
cantidad de bases contraterroristas, si es que no se tiene la estrategia
apropiada, si teniéndola no se implementa adecuadamente, peor si no se
cuenta con los medios y pertrechos militares necesarios.
La intención del Presidente,
de redefinir la estrategia militar y de
inteligencia contraterrorista, es un completo acierto, lo que creemos que no
sea así, es el procedimiento empleado. El Presidente debe reconocer que el
cargo, no le da la sabiduría necesaria para resolver el problema, ni mucho
menos su experiencia como Jefe de Base Contraterrorista en Madre Mía.
Lo que si tiene es la capacidad de disponer
de las FFAA para resolver el problema, pero no de la forma como se ha realizado
en los últimos años, porque de lo contrario, el resultado será más
de lo mismo.
No se pretende en esta columna, proponer la
estrategia militar, pero si recomendar una forma de como encontrarla. Como se
dijo en el Ejército del Perú existen unos ochenta Oficiales Generales, con
diferentes capacidades, experiencias y competencias, a los que se les suman 18
nuevos oficiales que alcanzaron los soles radiantes en el último proceso
de ascenso.
Todos ellos, son los "más calificados"
de la fuerza terrestre y por lo tanto, capaces de encontrar diversas vías de
aproximación para la aplicación de procedimientos efectivos en el campo de
batalla, a fin de alcanzar éxitos en la lucha contra el terrorismo.
Se propone entonces, realizar un cónclave de
estos altos oficiales, para que organizados adecuadamente, estudien el
problema, lo analicen y finalmente propongan soluciones que permitan superar
los años de deficientes resultados en la lucha contra el terror, en el VRAEM. A
ellos pueden sumarse, distinguidos congresistas de origen militar, así como
otros oficiales generales que tuvieron la oportunidad de ocupar cargos
importantes dentro del sistema de seguridad y defensa nacional.
Es de esperar que del "brain storming" que pueda producirse de este
conglomerado de mentes calificadas y distinguidas, llegue a superarse las
limitaciones que tuvieron algunos de los comandos responsables de la lucha
contra el terrorismo en el VRAEM, sea por su falta de experiencia, conocimiento
o liderazgo.
El "Compromiso de Ollanta Humala en
defensa de la democracia y contra la dictadura" finaliza así: "Juro ante Dios, ante la Historia y ante mi pueblo que
cumpliré estas promesas y seré un Presidente que solo actúa dentro de la
Constitución y el Estado de derecho.
Tienen mi palabra."
La obligación de todo peruano, establecida en
la Constitución Política del Estado, exige participar en la Defensa Nacional.
La propuesta está hecha. Esperamos la palabra
del Presidente Ollanta Humala.
1 comentario:
Fernando tengo algunas ideas en los diversos campos de la Defensa Nacional, en particular del militar, espero ser convocado
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